El
cálculo diferencial fue inventado en el siglo XVII de forma paralela e
independiente por Isaac Newton y Gottfried Leibniz, lo que ocasionó una sonada
pugna entre ambos por la paternidad del descubrimiento. Poco después fue
desarrollado y perfeccionado por los hermanos Jacob y Johann Bernoulli. Durante
algunos años de aquel siglo, hubo sólo cuatro personas en el planeta que
conocían a fondo el cálculo diferencial: Newton, Leibniz y los Bernoulli.
Un
noble francés, Guillaume François Antoine, marqués de
L’Hôpital, se interesó vivamente por el cálculo. L’Hôpital era
el clásico aristócrata ocioso del ancien
règime, sin ningún título académico, pero dotado de una admirable
inteligencia y de una curiosidad sin límites. Quiso en principio seguir la
carrera militar, pero se lo impidieron sus problemas de visión. Se aficionó a
la ciencia, sobre todo a la matemática y la geometría, convirtiéndose en un
verdadero experto en esas materias.
Fascinado
por aquel cálculo diferencial que no terminaba de comprender, L’Hôpital actuó
como lo haría en aquel tiempo cualquier aristócrata deseoso de poseer una obra
de arte o una joya: comprándolas. En 1690, contrató a Johann Bernoulli para que
le enseñara el cálculo, pagándole trescientos francos al año, que entonces era
una suma apreciable. Bernoulli transmitió al marqués todos los secretos del
cálculo. L’Hôpital resultó ser alumno aventajado, y en 1696, dos años después
de concluir las clases de su maestro, publicó un tratado, el primer libro de
texto europeo sobre cálculo, que tituló Analyse des
infiniment petits, pour l’intelligence des lignes courbes. No
era por cierto su primer libro, pues antes había ya publicado otros tratados
sobre geometría de curvas y análisis matemáticos.
Según señala Clifford A. Pickover, Rouse Ball afirmó acerca del libro de L’Hôpital que el mérito de estructurar el primer tratado que explicó los principios y usos del método se debía al trabajo del marqués. La obra circuló profusamente. Hizo que el uso de la notación diferencial se generalizara en Francia, y ayudó a lograr que se conociera en Europa. L’Hôpital debe sobre todo su fama a la regla, incluida en su libro, para calcular el límite de una fracción cuyos numerador y denominador tienden o bien a cero o bien a infinito.
Tras la muerte del marqués, Johann Bernoulli que podía haberse atribuido el mérito del texto, tuvo el rasgo de honradez de reconocer el genio de su alumno en la originalidad de las proposiciones de la obra. Nuestro profe Bigotini, cuya sed de conocimientos también es insaciable, se ha propuesto contratar los servicios de una voluptuosa bailarina exótica. Quién sabe qué querrá que le enseñe.
-¿A
qué se dedica su marido?
-Está
en el negocio de los huevos.
-¿Los
vende?
-No.
Se los toca.




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