harles
Pierre Baudelaire,
parisino nacido en la primavera de 1821, es acaso el más lúcido
exponente de lo que algunos han llamado el malditismo
poético. Tuvo una infancia difícil marcada por el fallecimiento de
su padre y el segundo matrimonio de su madre con un padrastro al que
el pequeño Charles nunca aceptó. Tras una dura adolescencia en un
internado, Baudelaire se convirtió en un joven rebelde. Fijó su
residencia en el célebre Barrio Latino, sumergiéndose en su
ambiente bohemio y entregándose a toda clase de excesos. El alcohol,
las drogas y el sexo formaron parte de su iniciación vital y de su
incipiente toma de contacto con la literatura y el arte en general, a
través de amistades como Sainte-Beuve, Gérard de Nerval, Ménard,
Banville o el mismo Balzac.
|
Edouard Manet. Retrato de Jeanne Duval |
|
Franz Kupka. Retrato de Baudelaire |
Según
sus biógrafos, una vieja prostituta le contagió la sífilis. A los
veintiún años, tomó como amante a una mulata llamada Jeanne Duval,
cuyo aspecto conocemos gracias al retrato que hizo de ella Édouard
Manet. Charles fue fiel a Jeanne a pesar de la oposición de su
familia, y continuó con su vida disipada a pesar de los esfuerzos de
su padrastro, general del ejército y alto cargo del gobierno
francés.
Fue
en el turbio ambiente de los bajos fondos parisinos donde Baudelaire
modeló su peculiar estilo poético y forjó su leyenda de vividor al
límite e irreductible bohemio. Como tantos otros poetas de su
generación, abandonó el romanticismo
y abrazó el simbolismo
de manera entusiasta, siendo uno de sus representantes más genuinos.
Baudelaire el crápula, Baudelaire el libertino, se entregó a la
escritura de forma febril, reflejando en sus poemas aquello que más
podía escandalizar a los bienpensantes burgueses de la época.
Fruto
de esa fiebre poética fueron sus Flores
del Mal, obra
con la que terminó de dibujar su autorretrato de poeta maldito. Su
publicación en 1857 desató una violenta polémica en la opinión
pública y en la crítica, que tachó la obra de “ofensa
para la moral y las buenas costumbres”. Baudelaire
fue procesado, y las diferentes reediciones de su obra fueron
censuradas y mutiladas. Falleció en 1867 víctima de las secuelas de
la sífilis, en los brazos de su madre, que le acogió y cuidó
durante las últimas fases de su enfermedad.
Baudelaire
reconoció en su obra la influencia de autores como Hoffmann y Edgar
Allan Poe. A su vez, influyó notablemente en otros simbolistas
franceses como Rimbaud, Mallarmé o Verlaine. Más tarde su poesía
encontraría eco en autores tan dispares como Marcel Proust o T.S.
Eliot, que reivindicaron su memoria. Tampoco Rubén Darío, nuestro
nicaragüense universal, ocultó su admiración por el genial autor
de Las flores del mal.
Como
modestísima muestra del talento de Charles Baudelaire, biblioteca
Bigotini os ofrece la traducción al español de su soneto La
campana hendida,
una brevísima pincelada poética que esperamos sirva como comienzo
que os acerque al genio espléndido de este bendito poeta maldito.
Haced
clic en la ilustración
y dejaos arrastrar por el ambiente brumoso de sus versos.
La
gloria es un veneno que hay que tomar a pequeñas dosis. Honoré de
Balzac.