Nacido
en 1846, y fallecido en 1886, Randolph
Caldecott fue
uno de los más geniales e inspirados ilustradores del XIX, y también
uno de los más brillantes precursores del cómic como expresión
artística. Poseedor de una técnica depurada, Caldecott supo plasmar
como ningún otro artista los tipos populares y las costumbres de su
tiempo. Sus temas hunden las raíces en la vieja Inglaterra rural, su
paisaje y su paisanaje.
Como
ilustrador literario colaboró en muchas publicaciones de la época,
siendo pionero en firmar sus trabajos, popularizando las siglas
“R.C.” al pie de cada dibujo. Fue probablemente el primer
ilustrador que publicó las colecciones de sus dibujos en libros
editados con esa precisa finalidad y con apenas texto.
Caldecott
plasmó como nadie las fiestas campestres, las cacerías
aristocráticas o las jornadas de viaje en diligencia. Su pluma
produjo elegantísimas damas, rodeadas en ocasiones de caballeros
algo ridículos. En aquellos años la caricatura deformante, el
dibujo de clara intención humorística, estaban reservados al ámbito
exclusivo de la política. Randoph Caldecott supo agregar pinceladas
de comicidad a las situaciones y acontecimientos cotidianos, con lo
que inició el camino de crítica social que han caracterizado a las
tiras cómicas y a la ilustración humorística de épocas
posteriores. La partida de whist,
o la aventura del toro y la señorita, son claros ejemplos de una
especie de protohistorietas con las que el artista se adelantó a su
tiempo.
También
fue pionero Caldecott en la ilustración para niños, y más
concretamente en los dibujos de animales humanizados, ratas con
levita o sapos con chistera, que adornaron sus álbumes destinados al
público infantil. En esto se adelantó un siglo a Disney y compañía,
de donde puede deducirse acertadamente que todo está inventado.
Reproducimos aquí una reducidísima muestra de su extenso trabajo.
Ya sabéis que el formato de nuestros modestos artículos debe ser
necesariamente breve. Esperamos, no obstante, que estas pinceladas de
su talento sirvan como ejemplo del genio artístico que atesoró
Randolph Caldecott, uno de los grandes, y acaso de los más
desconocidos, maestros y precursores del cómic.
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