Rómulo |
Según
la antigua tradición romana, cuando murió Rómulo, primer rey y fundador, Marte
en persona, es decir, su padre (recordemos que Rómulo y Remo eran hijos de
Marte y Rea Silvia), lo condujo a los cielos, transformándole en dios, el dios
Quirino, en cuya forma los romanos le veneraron desde entonces, y en cuyo honor
levantaron un templo, el Quirinal. Los tres reyes que sucedieron a Rómulo, Numa
Pompilio, Tulio Hostilio y Anco Marcio, se conocen como los reyes agrarios, porque en aquel tiempo la
urbe consistía en poco más que unos cuantos templos dedicados a las deidades
principales salpicando las siete colinas romanas y algunas casas de los patricios fundadores. Roma estaba
rodeada de campos de labranza donde trabajaban y residían los ciudadanos,
incluidos los propios primeros reyes que al parecer, ni en el vestido ni en
ningún otro signo externo se diferenciaban del resto.
Numa Pompilio |
Naturalmente,
es imposible saber hasta qué punto se ajusta a la realidad esa visión fraternal
e igualitaria, pero lo cierto es que a los romanos, tanto en la etapa
republicana como durante el Imperio, les gustaba y les enorgullecía pensar que
era cierta. Durante aquellos años fundacionales la sociedad y las costumbres
romanas se apoyaban de manera importante en la religión. Numa hizo cundir el
rumor de que cada noche le visitaba en sueños la ninfa Egeria, que le
transmitía desde el lejano Olimpo las instrucciones de su gobierno. Se
estableció de este modo que quien se atreviera a desobedecerlas no sólo se
enfrentaba al rey, un tipo corriente con su azada al hombro como los demás,
sino que cometía un delito de lesa divinidad, enfrentándose a los dioses. Así
que aquellos reyes agrarios más que monarcas eran una especie de sacerdotes,
líderes espirituales a imitación de la figura del arconte Basileo en la
mítica Atenas.
Ingres. Rómulo triunfante |
Tulio Hostilio |
Una
de las virtudes, acaso la principal de los primeros romanos, era la disciplina.
Los ciudadanos obedecían ciegamente al rey, los hijos y las esposas al paterfamilias, los hermanos menores a
los mayores, los soldados a sus jefes y los siervos a sus amos. Numa también
estableció una rigurosa jerarquía entre los propios dioses.
Roma
estaba dividida en tres tribus: latinos,
sabinos y etruscos. Cada tribu lo estaba a su vez en diez curias o barrios, cada curia en diez gentes o manzanas de casas y cada gente
en familias. Las curias se reunían
dos veces al año, celebrando los comicios curiados, que entre otras
cosas se ocupaban de la sucesión del rey cuando el anterior fallecía. Una
democracia pura, sin clases sociales, al menos en esos años idílicos en los que
Roma no fue más que un villorrio con muy pocos habitantes. Los reyes agrarios,
después de oficiar los sacrificios reglamentarios a los dioses, se sentaban a
impartir justicia actuando como jueces en las escasas disputas que se suscitaban,
luego se irían a su casa a cenar, y al día siguiente madrugarían para labrar
sus campos. Cuando la ciudad fue creciendo, los reyes no tuvieron tiempo para
realizar todas esas funciones, y comenzaron a nombrar funcionarios. Nació así
la burocracia, lo que supuso el principio del fin de aquella idílica edad de
oro.
Anco Marcio |
La
primera institución de que se tiene noticia fue el consejo de los ancianos o Senado,
constituido por un centenar de miembros, descendientes todos, por derecho de
primogenitura, de los fundadores. La segunda, surgida casi inmediatamente, fue
el ejército,
en el que cada una de las treinta curias proporcionó una centuria (cien soldados de infantería) y una decuria (diez hombres a caballo). Esos tres mil trescientos hombres
formaban una legión, el único cuerpo
militar de aquella Roma ancestral. Si la totalidad de las curias formaban el comicio curiado, sus miembros armados,
es decir, la legión, formaba el comicio centuriado, órgano en el que se
apoyaba el rey para tomar decisiones sobre operaciones militares o para elegir
oficiales, que en aquellos primeros tiempos se llamaron pretores.
Tomando
como punto de partida los tres mil trescientos miembros del ejército, se deduce
que el conjunto de la población no sobrepasaría los treinta mil habitantes, la
mayor parte de ellos diseminados en los campos circundantes. A juzgar por los
vestigios hallados, debían vivir muy pobremente, al menos los sabinos y los
latinos, aunque es muy posible que entre los etruscos hubiera elementos más
sofisticados, como corresponde a su cultura y su arte mucho más elaboradas. No
debe extrañarnos pues que con el tiempo, ciertas familias de ascendencia
etrusca fueran ocupando cargos y desempeñando papeles de mayor relieve, hasta
culminar con la llegada del quinto rey de Roma, Tarquino Prisco, que inició la
dinastía de reyes etruscos, también llamada de los Tarquinos o reyes
mercaderes. Con ellos la primitiva sociedad romana pasó de ser rural a
convertirse en urbana.
La
tragedia de la vejez no es que uno sea viejo, sino que los demás sean jóvenes.
Oscar Wilde.