
Allá por el tiempo de Maricastaña,
en el lejano y exótico reino de Repartoproporcilandia, un poderoso majarajá,
siguiendo la ancestral costumbre de sus mayores, quiso repartir su magnífico
rebaño de elefantes entre sus tres hijos. Según la tradición, debía
corresponder la mitad del rebaño a su hijo mayor, la cuarta parte al hijo
mediano, y la sexta parte al más pequeño. Así que el majarajá convocó a toda la
corte, y anunció con gran solemnidad su intención de repartir de esa manera
entre sus hijos, aquellos elefantes de los que se sentía tan orgulloso. Desde
hacía siglos, sus antecesores lo habían hecho siempre de esa manera, fuera cual
fuera la cantidad de objetos preciosos que se pretendiera repartir.


Llegado el momento del reparto, el
visir se presentó con doce elefantes. Entregó seis al
hijo mayor, es decir, la mitad; tres al hijo mediano, es decir, la cuarta
parte; y dos elefantes al más pequeño, es decir, la sexta parte. El visir
cumplió así su misión a satisfacción de todos. Pero la suma de 6 + 3 + 2, es
igual a 11, así que como sobraba el duodécimo elefante, el visir lo revendió y
recuperó su dinero. Los repartoproporcilandeses quedaron pasmados, y puede que
alguno de vosotros también.
¿Qué había ocurrido? Sencillamente
el visir que conocía al dedillo los viejos textos sagrados, encontró un
versículo en el Gran libro de
la sabiduría que decía: cualquier número entero (par o
impar), fraccionario, irracional, positivo o negativo, es igual a la suma de su
mitad, su tercera y su sexta parte. Para
que también vosotros lo tengáis claro, aquí van unos cuantos ejemplos:
50 = 50/2 + 50/3 + 50/6 = [ 50.3 +
50.2 + 50.1 / 6 ] =
= [150 + 100 + 50 / 6 ] = 300/6 = 50
1/2 = (1/2 : 2) + (1/2 : 3) +
(1/2 : 6) = 1/4 + 1/6 + 1/12 =
= (3 + 2 + 1 / 12) = 6/12 = 1/2
x = x/2 + x/3 + x/6 = [ 3x + 2x + x
/ 6 ] = 6x/6 = x
V2 = V2/2 + V2/3 + V2/6 = [3V2 + 2V2
+ V2 / 6 ] = 6V2/6 = V2

En este caso concreto, como ya os
habréis dado cuenta, la dificultad estaba en que al segundo hijo no había que
darle la tercera, sino la cuarta parte, y claro, eso complica las cosas
hasta el punto de poner seriamente a prueba el ingenio del visir, que debe
utilizar el recurso de añadir un elefante. Pensad en ello, y por si os animáis
a enviar un comentario, aquí os dejo un problema parecido. Ahora que ya os ha
sido revelado lo que dice el Gran
libro de la sabiduría, os resultará más fácil:
Repartir 35 caballos entre 3
herederos, de forma que toque al primero la mitad, al segundo la tercera parte,
y al tercero la novena parte. ¡Hala, a ejercitar las conexiones
neuronales!
Yo
no reparto elefantes. Prefiero cazarlos.
Un majarajá emérito de por aquí.
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