Katharine Hepburn, hija de una familia de
la mejor sociedad americana, del patriciado del Este, estaba en posesión de
todas las cualidades necesarias para triunfar en el Show Business. Era hermosa, inteligente, tenía ingenio y talento.
Muy pronto cautivó a directores, productores y otros peces gordos del negocio.
Fue amante de Howard Hughes y de John Ford, e íntima amiga de George Cukor. En
los teatros de Broadway y en los estudios de Hollywood la admiraban desde el
guardia de la puerta hasta el último figurante…
Pero
de puertas afuera la cosa era muy diferente. En el negocio del cine triunfa
quien tiene éxito entre el público, y lo cierto es que al público americano le
costó mucho aceptar a aquella señorita tan estirada de la alta sociedad con su
dicción perfecta y sus maneras sofisticadas. Se llegó a decir de ella que era
veneno para las taquillas. Su intervención en La fiera de mi niña de Howard Hughes, que después se convertiría en
todo un clásico admirable, resultó un rotundo fracaso en su estreno. La gente
corriente habría preferido que el simpático caradura de Cary Grant, por
entonces todo un ídolo de multitudes, se hubiera enamorado de una muchacha
“normal”, una secretaria o una camarera, y no de esa especie de milady atildada
que hablaba francés y ni siquiera parecía americana.
Parecía
que la cosa no tendría remedio cuando su amigo Cukor, probablemente el mejor
director de actrices de la historia del cine, le ofreció su papel en Historias de Filadelfia (1940). Allí,
escoltada por Grant y Stewart, dos paladines a los que el público adoraba,
mostró Katharine todo su encanto y su inagotable ingenio, consiguiendo rendir a
sus pies a Stewart, a Grant, al resto del reparto y al público (¡por fin!) de
toda América. A partir de entonces no cesó de cosechar éxitos, premios (cuatro
oscar incluidos) y reconocimientos dentro y fuera de América. No contenta con
conseguir que le admiraran como actriz, Katharine Hepburn logró ya en su
madurez que le admiraran como persona. Los abnegados cuidados que prodigó a
Spencer Tracy, su pareja, el hombre de su vida del que no recibió ni siquiera
un anillo por culpa de las profundas convicciones religiosas de aquel borracho
irlandés que nunca consintió en divorciarse, convirtieron a Kate en una especie
de heroína popular. En nuestra modesta Historia del cine os ofrecemos el enlace
para visionar el trailer oficial de Historias de
Filadelfia, el filme que la consagró en el firmamento
cinematográfico como una de las más grandes estrellas de todos los tiempos. Haced clic en la carátula y
disfrutad unos minutos de su recuerdo.
Próxima
entrega: Cary Grant
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