Vincenzo
Viviani, nacido en 1622 y fallecido en 1703, fue autor del teorema que lleva su
nombre. Elíjase un punto cualquiera en el interior de un triángulo equilátero.
No es necesario que el punto esté centrado. Si a partir de ese punto trazamos
tres líneas rectas hasta cada uno de los tres lados del triángulo, y
perpendiculares a ellos (véase la ilustración), con independencia de cuál sea
la ubicación del punto inicial, comprobaremos que la suma de las longitudes de
las tres rectas trazadas desde el punto interior, es igual a la altura del
triángulo.
Galileo
quedó tan impresionado por el talento del joven Viviani, que lo tomó como
colaborador. Vincenzo permaneció con Galileo durante su proceso inquisitorial y
le acompañó hasta su fallecimiento.
Tras
la muerte del maestro, Viviani escribió una biografía e intentó la publicación
de una edición completa de sus obras. El intento fue frustrado por las
autoridades eclesiásticas. Un duro golpe para la reputación de maestro y
discípulo, y sobre todo, para el progreso de la ciencia. En 1690 Viviani
publicó la versión italiana de los Elementos
de Euclides.
Volviendo
al teorema de Viviani, diremos que desde el punto de vista matemático, su
interés no sólo reside en las numerosas demostraciones existentes, sino en su
utilidad pedagógica a la hora de enseñar a los escolares distintos aspectos de
la geometría. Es clásico el problema del surfista que se encuentra en una isla
con forma de triángulo equilátero. El surfista quiere construir una cabaña de
modo que la suma de las distancias a los lados sea mínima, ya que le gusta
surfear en las tres playas por igual. Los alumnos se asombrarán al descubrir
que la ubicación de la cabaña resulta indiferente.
Ciertos
investigadores han hallado formas de extender el teorema de Viviani a problemas
en los que el punto se coloca fuera del triángulo. Además, se ha investigado la
aplicación del teorema a cualquier polígono regular. En este caso, la suma de
las distancias perpendiculares de un punto interior a los lados es n veces la
apotema del polígono. Recordemos que la apotema es la distancia del centro a
cada uno de los lados.
El teorema también puede estudiarse en dimensiones superiores. Incluso se han apuntado aplicaciones en el campo de las distancias atómicas y subatómicas. Partiendo del supuesto de que el núcleo no se encuentra necesariamente en el centro del átomo, se han desarrollado fórmulas para calcular la teórica posición de los electrones. Una posible aplicación práctica a nivel molecular podría ayudar a entender mejor las variaciones posicionales de los átomos, las partículas subatómicas, y su influencia en la química y en el comportamiento de determinadas moléculas en función de la posición de sus átomos. Todo esto, que parece ciencia-ficción, habría sido muy difícil de explicar a Vincenzo Viviani.
La buena educación consiste en esconder lo bueno que pensamos de nosotros y lo malo que pensamos de los demás. Mark Twain.
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