miércoles, 26 de marzo de 2025

SILICOSIS Y OTRAS NEUMOCONIOSIS. LAS MINAS DEL REY SALOMÓN

 


Aunque existe una versión anterior en blanco y negro de 1937, otra posterior de 1985 con una jovencísima Sharon Stone, y aun otra más realizada en 2004 para la televisión; la que sin duda resultó la más lograda de este clásico del cine de aventuras, fue la producida por la Metro en 1950. Las minas del rey Salomón contaba en la cabecera del reparto con la pareja británica formada por Stewart Granger y Deborah Kerr, que encarnaban al mítico aventurero Allan Quatermaine y a la atractiva viuda Curtis en busca de unas legendarias minas de diamantes. Obtuvo dos oscar y otras tres nominaciones. Os la recomiendo si queréis pasar una tarde entretenida. La historia se basa en la famosa novela de H. Rider Haggard, y puede que ostente el record de adaptaciones al cine, porque además de las cuatro citadas, recuerdo al menos otras tres: Maciste en las minas del rey Salomón (una horrorosa película italiana de 1964), Tarzán en las minas del rey Salomón (otro espanto producido en España en 1973), y hasta una comedia de Abbott y Costello de 1949, titulada en español Las minas del rey Salmonete, que en plan de parodia, no estaba demasiado mal.


La introducción cinéfila me sirve de excusa para hablaros de la silicosis, un cuadro respiratorio que se produce por la exposición prolongada a la inhalación de polvo de sílice o dióxido de silicio en sus formas cristalinas. Habitualmente dicha exposición tenía lugar en los trabajos extractivos en explotaciones mineras. En los últimos años vemos con alarma que el riesgo se ha extendido a muchos talleres de carpintería, dedicados fundamentalmente al mobiliario de cocina, que emplean como materia prima para las encimeras, planchas de silestone, un material complejo compuesto entre otros elementos por polvo de sílice, cuarzos, cristobalita, vidrios, poliéster, aditivos y pigmentos.

El nivel de daño orgánico en el ámbito laboral depende de la dosis recibida, es decir, de la concentración del polvo de sílice y del tiempo de exposición a que se ha estado sometido.


Medidas preventivas:

 

·                     Controlar de modo generalizado la exposición al polvo, reduciendo al mínimo el polvo presente en los lugares de trabajo.

·                     Utilizar materiales de chorreo abrasivo que sean menos peligrosos que los que contienen sílice cristalina.

·                     Instalar controles técnicos (ventilación de escapes localizados) y métodos de contención (gabinetes y máquinas de limpieza a chorro) para evitar que el polvo escape al aire.

·                     Capacitar a los trabajadores acerca de los efectos del polvo de sílice en la salud y acerca de las técnicas de trabajo apropiadas para reducir el polvo.

·                     Mojar las superficies antes de proceder a limpiarlas.

·                     Utilizar aspiradoras con filtros de aire particulado de alta eficacia (HEPA) o barrer sobre mojado durante las tareas de limpieza.

·                     No barrer nunca en seco ni limpiar el polvo con aire comprimido.

·                     Llevar puestas mascarillas de respiración siempre que sea necesario para evitar respirar el polvo.

·                     Darse cuenta de que las mayores concentraciones de sílice pueden encontrarse en interiores durante labores tales como chorreo abrasivo o corte con sierra de ladrillos, gres, etc. Llevar puestas mascarillas de respiración con suministro de aire en caso de levantarse demasiado polvo.

·                     Bañarse o lavarse, y ponerse ropa limpia antes de abandonar el lugar de trabajo.

Hace tiempo conviví con una mujer hasta descubrir que sus gustos eran exactamente como los míos: los dos estábamos locos por las chicas.  Groucho Marx.

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