Ex
soldado sin apenas estudios, Lee Marvin encontró su vocación de actor a los veintitantos
años, cuando, casi por accidente, hizo un brevísmo papel en una obra teatral.
No era lo que se dice un joven apuesto. Su físico le hacía parecer mayor. Tenía
además, un vozarrón grave y hasta por momentos, ronco. Así que la mayoría de
los personajes que interpretó en el cine, fueron delincuentes, matones y
villanos en general. Pronto adquirió en la industria una bien merecida fama, y
le llovieron las ofertas para hacer de malo. En Los sobornados de Fritz Lang encarnó a un tipo maltratador y cruel
inolvidable. Acaso el papel de malo más malo que interpretó, fue el de Liberty
Valance en aquel fantástico western de John Ford, antítesis antagónico del
hombre recto y valeroso que interpretaba Jimmy Stewart.
No obstante, con el tiempo Marvin acabó desenvolviéndose con solvencia hasta en la comedia. Títulos como La taberna del irlandés, también de John Ford, donde protagonizó míticas peleas a puñetazos con John Wayne, o como La ingenua explosiva, que le valió un premio Oscar al mejor actor, así lo acreditan. Hasta se atrevió con el musical. Los cinéfilos tendremos siempre en el recuerdo a Lee Marvin coprotagonizando junto a Clint Eastwood y Jean Seberg, La leyenda de la ciudad sin nombre, un western musical, o más bien una comedia musical ambientada en el far west durante la fiebre del oro, que dirigió Joshua Logan en 1969. Precisamente en ella Lee Marvin cantaba la balada de la Estrella errante, secuencia que ejemplifica a la perfección la magia del cine. Marvin tenía una voz horrible y no sabía entonar. Pues bien, cuando Hollywood se empeña en algo, siempre lo consigue, de manera que la secuencia y la canción constituyen unos minutos fantásticos. Os invitamos a recordarlos, haciendo clic en este enlace:
Lee Marvin. Estrella errante
https://www.youtube.com/watch?v=PWl0xuw2wDw
Próxima entrega: Troy Donahue
No hay comentarios:
Publicar un comentario