John Napier (o Neper), matemático
escocés nacido en 1550, fue el inventor y promotor hacia 1614, de un nuevo
método de cálculo destinado a revolucionar las matemáticas de su tiempo. Se
trata de los logaritmos, que aparecieron
por vez primera en su obra A description
of the marvelous rule of logarithms, que publicada en Edimburgo, fue el
punto de partida que hizo posible un gran número de avances científicos,
tecnológicos y de ingeniería, facilitando hasta el extremo la realización de
cálculos que hasta entonces resultaban extraordinariamente complicados. Mucho
antes, casi cuatro siglos antes, de la aparición de las primeras calculadoras
electrónicas, los logaritmos y las tablas logarítmicas pudieron utilizarse de
forma habitual en campos tan dispares como la topografía o la navegación. Los
cálculos se facilitaron también mediante un instrumento obra del mismo John
Napier, los llamados huesos o barras de Napier, unos
cilindros tallados con tablas de multiplicar que, dispuestos de diferentes
maneras, ayudaban a realizar los cálculos.
Siguiendo
la explicación de Clifford A. Pickover, el logaritmo en base b de un número x expresado como logb(x)
es el número y que satisface x = by. Por ejemplo, dado que
35 = 3 x 3 x 3 x 3 x 3 = 243, decimos que el logaritmo de 243 en
base 3 es 5, o bien, en la notación correspondiente, log3(243) = 5. Otro ejemplo: log10(100) = 2. A efectos prácticos, consideremos que
una multiplicación como 8 x 6 = 128 puede escribirse como 23 x 24
= 27, con lo cual los cálculos se reducen a una simple suma de los
exponentes: 3 + 4 = 7.
Antes
de la existencia de las calculadoras electrónicas, para multiplicar dos números
elevados, los ingenieros consultaban en una tabla los logaritmos de los dos
números, los sumaban y a continuación buscaban el resultado en la tabla para
hallar el producto. Esta operación resultaba más rápida y segura que
multiplicar a mano, y fue el principio en que se basaron las reglas
de cálculo, paso intermedio entre las tablas de logaritmos y las
modernas calculadoras.
En
la naturaleza, la industria y la ciencia, existen diferentes magnitudes y
escalas que se expresan como logaritmos de otras magnitudes. Por ejemplo, la
escala química del pH, la unidad de medida de la intensidad acústica (belios y
decibelios), o la célebre escala de Richter, que se usa para medir la
intensidad de los terremotos, utilizan en todos estos casos escalas
logarítmicas en base 10.
Así
pues, la invención de John Napier, el descubrimiento de los logaritmos, que se
produjo muy poco antes de la irrupción del genio de Isaac Newton y sus leyes
físicas, tuvo un impacto científico comparable a la invención del ordenador en
el siglo XX. El profe Bigotini quiso en su juventud tatuarse la tabla de
logaritmos neperianos en algún lugar oculto de su juvenil anatomía, pero no
encontró tatuador dispuesto a hacerlo. Todos preferían la nariz. ¡Toma, claro,
así cualquiera!, les contestaba.
No creo ser un completo inútil. Al menos sirvo para dar mal ejemplo. Oscar Wilde.
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