Darrell McClure fue un californiano
nacido en 1903. Su infancia transcurrió en San Francisco, y heredó su pasión
por el arte de su madre, Ethel Jamison Docker, una notable pintora. Asistió a
la Escuela de Bellas Artes de California, y desde los catorce años comenzó a
publicar ilustraciones en diarios y revistas locales. Trabajó como leñador y
marinero, viajando hasta Nueva York en un carguero. En 1923 fue contratado por
el King Features Syndicate. Después se trasladó a Connecticut, donde residió la
mayor parte de su vida.
En
la obra artística de McClure conviven dos facetas bien diferenciadas. Una es la
de pintor especializado en temas náuticos que comenzó a los veintiún años, en
1924, dibujando ilustraciones para la revista Yachting, y prosiguió durante el
resto de su carrera artística pintando acuarelas y óleos de temas marinos con
elegantes veleros surcando las olas. Muchos de sus cuadros se exponen en diferentes
museos y colecciones particulares en América y en otros países.
La
otra faceta, que es la que nos interesa en nuestra Historia del Cómic, es su
obra gráfica como autor de historietas y tiras cómicas. Las primeras
aparecieron al final de los años veinte en varios diarios, eran series como Donnie, Vanilla and the villains o Hard Hearted Hickey. Pero su gran éxito
en el género se inició en 1930 con la publicación de Little
Annie Rooney en el New York
Journal. El título de la serie se inspiró en una famosa canción de Michael
Nolan, y su protagonista imitaba a la célebre Little Orphan Annie de Harol Gray, tira y autor a quienes ya
dedicamos un artículo en nuestro blog. Ambas series estuvieron protagonizadas
por una niña y su inseparable perrito, y a diferencia de los de Gray, los
guiones de McClure estaban más cerca de la comedia que del thriller policiaco.
También sus dibujos estaban más cuidados, obedeciendo al estilo de línea clara
que tendría más adeptos en Europa que en los propios USA. Con todo, aquí en
Bigotini nos seguimos inclinando más por el talento de Harold Gray y sus
guiones casi cinematográficos. En cuanto a la acogida por parte del público,
puede decirse que ambos artistas quedaron empatados, pues las dos huerfanitas
cosecharon parecidos éxitos.
Darrell
McClure se hizo rico con la publicidad, y abandonó el cómic en 1966, para
retirarse a navegar y a seguir pintando sus veleros. Os dejamos aquí una
muestra de su obra gráfica. Que os aproveche.
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