Nacido
en 1048, Omar Khayyam, también
conocido como Omar Jayyam, fue un astrónomo, filósofo y matemático que
representa la cumbre de la ciencia persa del siglo XI. La traducción de su
nombre familiar, Khayyam, es “el fabricante de tiendas”, profesión que al
parecer ejerció su padre. Fue autor de dos obras científicas muy notables. En
1077 escribió unos Comentarios sobre las dificultades de los postulados de Euclides,
valioso tratado sobre geometría que en su tiempo llenó algunas lagunas de la
geometría euclidea, proporcionando un interesante punto de vista sobre el
célebre postulado de las líneas paralelas. También analiza algunas propiedades
geométricas no euclideas, un campo en el que no se iban a obtener mayores
avances hasta prácticamente el siglo XIX.
Mayor aun si cabe fue su contribución a las matemáticas. Khayyam compuso en 1070 su influyente Tratado sobre la demostración de problemas de álgebra, donde propuso métodos para resolver ecuaciones cúbicas y de orden superior. Un ejemplo famoso es la ecuación: x3 + 200x = 20x2 + 2000.
Aunque
la forma de abordaje no era enteramente original, sus generalizaciones para
resolver cualquier ecuación cúbica merecen que su autor figure en lugar
destacado entre los matemáticos. El tratado contiene una clasificación
exhaustiva de las ecuaciones cúbicas con soluciones geométricas que se obtienen
mediante la intersección de secciones cónicas.
Nuestro
hombre fue además capaz de mostrar el modo de hallar la potencia enésima del
binomio a + b como potencias de a y de b para cualquier número entero n.
(a
+ b)n = (a + b) x (a + b) x (a + b)…, donde el factor (a + b)
aparece repetido n veces. Según la fórmula de expansión binomial:
(a
+ b)5 = a5 + 5a4b + 10a3b2
+ 10a2b3 + 5ab4 + b5, los
coeficientes numéricos 1, 5, 10, 10, 5 y 1, se denominan coeficientes
binomiales, y como curiosidad diremos que son los valores de una de las filas
del triángulo
de Pascal, lo que da idea de la gran altura matemática que llegó a
alcanzar el persa.
Pero
Omar Khayyam no sólo se dedicó a la ciencia. Fue también un notable poeta,
faceta por la que resulta incluso más conocido en el mundo cultural islámico.
Su obra poética se contiene en la colección de poemas titulada Los Rubayat, todo un canto a la vida y sus
placeres. Falleció en 1131, y se definió a sí mismo como aquel que cosió las tiendas de la ciencia, haciendo un juego de
palabras con su nombre. En Bigotini nos inclinamos ante el sabio y ante el
poeta.
Si los amantes del vino y del amor van al infierno, vacío debe estar el paraíso. Omar Khayyam.
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