Esta
puertorriqueña nacida en Santa Cruz de Carolina en 1914, fue la más grande
poetisa de su país. Fue la mayor de trece hermanos, estudió magisterio en San
Juan y ejerció como maestra en la escuela Feijoo del barrio Cedro Arriba en
Naranjito. En 1936 se afilió a las hijas
de la libertad, rama femenina del Partido Nacionalista de Puerto Rico.
Influenciada por Neruda y Alberti, Julia de Burgos
comenzó a escribir poesía. De su obra se han publicado tres colecciones, las
dos primeras en vida y la última de forma póstuma. Julia tuvo una vida amorosa
intensa y apasionada. Se casó dos veces y fue amante de Juan Isidro Jimenes,
médico y nieto del presidente dominicano del mismo nombre.
Vivió
algún tiempo en La Habana ,
donde estudió latín, griego y francés. Feminista convencida, Julia mostró en
muchos de sus poemas su compromiso por la liberación de la mujer, una voz
rebelde y enemiga de los convencionalismos. En 1944 se trasladó a Nueva York, y
allí murió diez años después, a consecuencia de una neumonía y de su inveterado
alcoholismo. Cayó desmayada en la calle, y la trasladaron al hospital de Harlem
en el que falleció sin ser identificada. El municipio neoyorquino la enterró bajo
el nombre de Jane Doe (Juana Nadie) que usualmente se daba a los cadáveres sin
identidad. Tenía sólo treinta y nueve años.
Una
vida de lucha incansable que no tuvo reconocimiento sino después de su muerte,
como desgraciadamente suele ocurrir en muchos casos. La Universidad de Puerto
Rico le concedió un doctorado Honoris Causa en 1987. En San Juan varias
escuelas y avenidas llevan su nombre. También se inauguraron en su honor la Casa Protectora Julia de
Burgos, que acoge a mujeres maltratadas y el Museo de Artes y Ciencias Julia de
Burgos. Hay en Manhattan un Centro Latino dedicado a su memoria, y en Harlem un
Centro de Arte en su homenaje. Nuestra Biblioteca Bigotini quiere sumarse
modestamente al recuerdo de esta notable poetisa y admirable mujer,
proponiéndoos el enlace con la versión digital de su Poema
del hijo no nacido, brevísimo pero cargado de emoción y marcado
por la inconfundible huella de su autora, una mujer puertorriqueña y universal.
Clic en la
ilustración para acceder.
En
los hombres, igual que en las naciones, si el ser siervo es no tener derechos,
el ser amo es no tener conciencia. Julia de Burgos.
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