S. Fco de Borja. por Martinez Montañés |
Francisco
de Borja nació en Gandía en 1510. Era el hijo del
duque de Gandía y de Juana de Aragón y Gurrea, una hija natural de
Alonso de Aragón, el virrey de Aragón, que a su vez era bastardo de
Fernando el Católico. Por parte de padre, era bisnieto del papa
Alejandro IV, así que ya se ve que sus orígenes no podían ser más
nobles. Francisco heredó de su padre el título de duque de Gandía,
al que se añadió el marquesado de Lombay. Era por lo tanto, Grande
de España, y fue nombrado por el emperador Carlos, virrey de
Cataluña. Ocupó importantes cargos en la corte imperial, comenzando
de muy joven como una especie de carcelero de la reina Juana en
Tordesillas, y alcanzando la privanza con el mismo emperador, que le
trataba con gran familiaridad, lo mismo que la reina Isabel, por la
que el joven Francisco llegó a sentir según confesión propia,
auténtica veneración. Carlos e Isabel le casaron con Leonor de
Castro, la mejor amiga y confidente de la emperatriz.
Isabel de Portugal. Tizziano. |
Isabel
de Portugal falleció en 1539 con solo 36 años de edad, en la
plenitud de su belleza, como lo prueba el célebre retrato de
Tiziano. Fue Francisco el encargado de organizar los funerales,
conduciendo el cadáver hasta su tumba en Granada. Confesó años
después que en ese momento se produjo su conversión, al ser testigo
de la corrupción de aquel cuerpo que tan fervientemente había
adorado. Francisco juró en ese instante no servir jamás a otro
señor que a Cristo, consagrándose a ese ejercicio el resto de su
vida. Profesó en la Compañía de Jesús, de la que llegaría a ser
su tercer Padre General, el papa negro. Al creciente auge en Europa
de las iglesias reformadas, Francisco de Borja opuso la mayor
resistencia contrareformista, llegando a ser, según se desprende de
alguno de sus escritos, a veces más papista que el mismo papa de
Roma, lo que le condujo a varios enfrentamientos con los pontífices
Paulo IV y Pío IV, hasta que, ascendido al solio Gregorio XIII, los
jesuitas con su General a la cabeza, cobraron en la Iglesia católica
la relevancia que ya casi siempre han tenido desde entonces.
Conversión del duque de Gandía por Moreno Carbonero. Museo del Prado |
Como
Padre General, Francisco impulsó de forma decisiva los colegios,
centros donde se formarían desde entonces los hijos de las élites
europeas, y las misiones, que llegaron bajo su férula a los más
apartados rincones de la Tierra, incluyendo la selva americana o el
lejano y exótico Japón. Tanto sus aliados como sus enemigos le
consideraron siempre un hábil político. Supo manejar con igual
destreza los negocios de la compañía y los encargos diplomáticos
que le hicieron unas veces la corona española y otras el papado
romano. Falleció en Roma en 1572, a los 62 años. Fue beatificado en
1624 por Urbano VIII y canonizado en 1671 por Clemente X. Junto a sus
antecesores jesuitas, Ignacio de Loyola y Francisco Javier, san
Francisco de Borja completa el trípode sobre el que se sustentan los
orígenes y el poder tanto espiritual como terrenal, de la compañía.
Su
importancia en la historia religiosa eclipsa algunas otras facetas
del personaje. Los especialistas le consideran uno de los más
importantes músicos del XVI, destacando su contribución a la música
coral. En este terreno, su obra más conocida es Visitatio
sepulchri, drama litúrgico compuesto en 1551, que representa
el entierro y la resurrección de Jesucristo. En el ámbito de las
letras, que es el que más nos interesa en Bigotini literario, fue
autor de varias obras piadosas y multitud de correspondencia tanto de
carácter religioso como político. Hoy traemos a este foro la
versión digital de sus Seis tratados muy
devotos y útiles para cualquier fiel cristiano. Está
tomada de la Biblioteca Virtual Miguel de Cervantes. De que los seis
tratados son devotos no cabe la menor duda. Os resultarán útiles si
sois fieles cristianos. Y en todo caso, os acercarán a la
personalidad histórica de san Francisco de Borja y Aragón, IV duque
de Gandía y III General de la Compañía de Jesús. Haced
clic en la portada y edificaos un poco con su lectura, que
falta os hace, grandisimos pillastres.
Una
joven pelirroja en el confesionario:
-¿Pecas
hija?
-Si
padre, las tengo por todo el cuerpo.
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