lunes, 24 de octubre de 2016

ALBERT EINSTEIN Y EL AMANECER DE LA NUEVA FÍSICA


Aristóteles, Newton... y naturalmente Einstein. De estos tres gigantes de la Historia científica, Einstein es el tercero cronológicamente, pero en talento puede emparejarse con sus predecesores. Albert Einstein, el mayor genio de la época contemporánea, nació en Ulm, Alemania, en 1879. En 1901 obtuvo la ciudadanía suiza, y en 1940 agregó a esta la estadounidense. A menudo renegó de los nacionalismos. Cuando conoció en Barcelona al anarquista Angel Pestaña, que le explicó el significado de las siglas CNT, Einstein le propuso eliminar la “N” de Nacional, por sus connotaciones violentas. En otra ocasión dijo: si mis teorías son correctas, los alemanes proclamarán que soy alemán y los franceses dirán que soy ciudadano del mundo. Sin embargo, si estoy equivocado, los alemanes recordarán que soy judío y los franceses insistirán en que soy alemán. En cualquier caso, un tipo con una mente privilegiada como la suya, puede ser de donde quiera, igual que los bilbáinos.


Siendo un bebé de pañales, su familia se trasladó a Munich, donde pasó su infancia. El pequeño Albert no comenzó a hablar hasta los tres años. Fue un niño normal, acaso algo retraído, pero de ninguna manera tan solitario y poco sociable como lo han querido pintar algunos de sus biógrafos. Sacaba muy buenas notas en las asignaturas de ciencias, y no tan buenas en las de letras. Siempre recordó los libros de divulgación científica que leyó en su infancia. Su autor era Aaron Bernstein, y a él corresponde la gloria de haber despertado en su joven lector la pasión por la ciencia. Su madre le daba clases de violín, un instrumento que le acompañó durante toda su vida. Otra cosa muy distinta era la disciplina. En su instituto, como en todos los de Alemania, reinaba un régimen militarizado impuesto en la enseñanza por el gobierno de Bismarck. Albert no se adaptaba bien a aquella rígida disciplina prusiana, y a menudo sufrió castigos. El taller de maquinaria que regentaban su padre y su tío, fue próspero durante unos años, pero en la década de los noventa comenzó a marchar mal, y en 1894 la familia tuvo que mudarse a Pavía, en la Lombardía italiana.

Terminó el bachillerato en Argovia, y a los diecisiete años ingresó en la Escuela Politécnica Federal de Zurich, uno de los centros más prestigiosos en lo relativo a física. Durante su estancia en Zurich se interesó por la filosofía y tomó contacto con el incipiente movimiento socialista. Se enamoró de Mileva Maric, una muchacha serbia, compañera de clase, revolucionaria y feminista, con la que tuvo una hija que dieron en adopción. Se casaron un año después en Berna, donde Einstein había encontrado un trabajo modesto como empleado en la Oficina Federal de Patentes. Albert y Milena tuvieron un hijo, Hans Albert, y fue esta etapa acaso la más productiva de Einstein como científico. En 1904 halló un método para calcular las dimensiones moleculares, trabajo que le sirvió como tesis doctoral. En 1905, su gran año, realizó un trabajo sobre el movimiento browniano, que le valió el grado de doctor, otro sobre el efecto fotoeléctrico que le haría merecedor del Premio Nobel de Física en 1921. Pero el gran hallazgo de Einstein en 1905 fue su teoría de la relatividad especial y la equivalencia masa-energía, que marcó un hito en la ciencia universal, y sería completada diez años más tarde con su teoría de la relatividad general publicada en 1915.


En 1910 nació Eduard, su segundo hijo. Einstein obtuvo la cátedra de física teórica en la Universidad de Praga, donde se trasladaron. En 1913 fue elegido miembro de la Academia Prusiana de Ciencias. Poco después la familia se mudó a Berlín, al aceptar Einstein la dirección del Instituto de Física Káiser Wilhelm. En 1919 Albert se divorció de Mileva, para casarse unos meses más tarde con su prima Elsa Einstein, llamada Elsa Loewenthal por un matrimonio anterior. Con Elsa no tuvo hijos. Se desconoce el destino de aquella primera hija prematrimonial. El primogénito de los varones, Hans, llegó a ser profesor en California, aunque no mantuvo una relación muy estrecha con su padre. Eduard, el menor, padecía esquizofrenia, y su vida transcurrió en diversas instituciones psiquiátricas.


En 1923 Albert Einstein estuvo en España, donde se relacionó con Ortega y Gasset, con el citado Angel Pestaña, y con otros miembros del movimiento anarcosindicalista. Diremos como curiosidad que pasó unos días en Zaragoza, donde se alojó en el Gran Hotel. Se sabe que visitó el Museo Provincial, la Facultad de Medicina y Ciencias, acompañado de Santiago Ramón y Cajal, y que asistió a la representación de una zarzuela en el Teatro Circo.
En 1932, antes del ascenso del nazismo, ante el cariz que estaban tomando los acontecimientos, Einstein abandonó Alemania con destino a Estados Unidos, donde residió hasta su muerte, que se produjo en 1955 en Princeton como consecuencia de la rotura de un aneurisma de la aorta abdominal. Sus cenizas se esparcieron en el río Delaware, aunque un patólogo que participó en su autopsia, conservó el cerebro sin pedir permiso a la familia. De su estudio no parece que se hayan podido extraer hallazgos importantes. Parece que el área relacionada con el razonamiento abstracto y matemático era algo mayor que la media de la población, pero no resulta un dato concluyente.

Como podéis ver, en esta breve semblanza nos hemos centrado en los datos biográficos del personaje. Ya sabéis que en otros artículos nos hemos ocupado y nos seguiremos ocupando de sus hallazgos científicos. Quedemonos pues con la dimensión humana de Albert Einstein. No fue un hombre religioso, y así lo expresó en muchas ocasiones. Estaba orgulloso de su origen judío, pero se mostró crítico con el movimiento sionista. Manifestó repetidamente su amor por la libertad, y finalmente concluiremos dando la razón a los franceses: fue un ciudadano del mundo.

-¿Qué tal con su novia, her professor?
-Lo hemos dejado. Ella me pidió tiempo y un poco de espacio...
...debe estar calculando la velocidad.



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