jueves, 27 de octubre de 2016

LA METAMORFOSIS DE MESSIANO CLONALDO


El delantero más prometedor de la liga
No es nada fácil conducir con una sola mano. Aun es más difícil si toda tu atención está concentrada en la pantallita del móvil. Y si además conduces a 140 Km/hora por una carretera secundaria llena de curvas, la probabilidad de tener un accidente es muy elevada. Eso es lo que le sucedió a Messiano Clonaldo, el delantero más prometedor de la liga. Vio el tractor nada más pasar un cambio de rasante, cuando ya lo tenía encima. Rápido de reflejos como era, aun tuvo tiempo de dar un volantazo y regatear (era su especialidad) aquella mole de metal, pero la maniobra fue tan brusca, que su descapotable rojo se salió de la vía, y después de unas cuantas vueltas de campana, terminó plegado como un acordeón en el fondo de la cuneta que un día fue el cauce de un riachuelo seco.

Luego de juvenil con la selección sub-16

mientras caminaba por un oscuro túnel hacia una luz...
Como suele ocurrir en tales trances, en apenas tres segundos Messiano contempló un vídeo biográfico, una especie de trailer resumen de toda su trayectoria vital y deportiva. Se recordó a sí mismo jugando en los infantiles del Racing, luego de juvenil con la selección sub-16, después aquel golazo por toda la escuadra en Riazor, su debut en primera (el segundo debutante más joven de la Historia), la final de la copa… Ahí estaba todo resumido. ¿Todo? ¡Vaya mierda de resumen!, pensó mientras caminaba por un oscuro túnel hacia una luz cálida y cegadora. Se han dejado mi gol de cabeza que arrasó en YouTube, el hat-trick en la previa de la Champions, y mi fichaje por… Una mano huesuda y fuerte tirando de su brazo, le interrumpió bruscamente. ¿Quién eres? Soy San Pedro. ¿Sampedro el del Rayo? ¡Qué rayo ni qué leches, soy San Pedro el del cielo!, el del rayo era Zeus. A ese no le conozco. Ya, bueno, ven conmigo, verás, el Jefe quiere hablarte. ¿No será el presidente ese ruso del Chelsea?, si quiere algo, que hable con mi representante, yo por menos de cuarenta millones, que es la cláusula de… Que no coño, que no es el presidente, bueno, Presidente sí es, pero ruso ni hablar, con lo ateos que son los rusos…

te he visto jugar, yo lo veo casi todo
Siéntate y espera aquí –le ordenó-, ahora está ocupado con lo del cisma del Psoe, pero no tardará. Messiano se quedó solo en aquella luminosa estancia repleta de libros. Nunca habría supuesto que pudieran existir tantos ¡Vaya pedazo de biblioteca!, exclamó dando un prolongado silbido. Al cabo de medio minuto dio otro silbido y exclamó ¡vaya pedazo de biblioteca!, y como ya no se le ocurría nada más, sacó el móvil del bolsillo, y se puso a mirar cuánto habían crecido sus seguidores en twitter. Estaba viendo un vídeo en el que aparecían unas rubitas disfrazadas de gallinas bailando una bachata, cuando entró en la biblioteca un anciano de aspecto venerable con barbas y una larga túnica. Hola, dijo, y como la rutilante estrella futbolera, el gran pelotero, no le hizo ni caso, insistió, ¡He dicho hola! El chico le miró un instante, contestó: ah, hola, hola, y volvió a sus gallinas bailarinas mientras reía y se balanceaba en la silla al compás de la música. El anciano le arrebató el móvil y lo guardó entre los pliegues de su túnica. ¿Sabes quién soy? ¿Santa Claus? Frío, frío. ¿Un hippie? Pues no, tampoco soy un hippie, soy Dios Padre, y tú eres Messiano Clonaldo, el pelotero más prometedor de la Liga, te he visto jugar, yo lo veo casi todo, ¿sabes?, y me gusta cómo juegas, por eso estás aquí, eres uno de los mejores peloteros, tu estilo me recuerda a Diego Metadona, y en el uno contra uno eres más hábil que Clonaldo y que Clonaldinho, así que aunque no hayas hecho ningún mérito fuera de los estadios, te voy a conceder la gracia de que te quedes con nosotros, aquí podrás gozar la dicha eterna, ¿qué me dices?

y tomando uno de los libros, lo ofreció al joven
Ni lo sueñes, abuelo, se apresuró a contestar el astro, precisamente ahora que se me disputan el Barça y el Manchester, no puedo quedarme ni aunque paguéis la cláusula de rescisión enterita. Me voy, dijo poniéndose en pie. Espera un poco, rogó el Todopoderoso, y tomando uno de los libros, lo ofreció al joven: lee esto antes de decidirte. Messiano abrió el libro por la primera página y leyó la primera línea: Cuando Gregorio Samsa se despertó una mañana después de un sueño intranquilo… Luego midió entre sus dedos las páginas que le quedaban por leer, y con aire retador sentenció: no se quién coño es ese Gregorio Samsa, ni en qué equipo juega, y se lo advierto, no me quedaré aquí ni un minuto más. El Señor suspiró profundamente y concedió: sea como quieres, vuelve y afronta tu destino.

empujar más y más su bola de estiércol
Un momento después, a escasos metros del vehículo destrozado y aun humeante, en el cauce seco del río, un escarabajo pelotero se afanaba empujando una bola de estiércol más pesada que su propio cuerpo. Lo hacía magníficamente. Sus élitros dorsales brillaban con el sol de mediodía, dibujando unas irisaciones verdosas. En su diminuto cerebro sólo cabía una idea: empujar más y más su bola de estiércol hasta llegar a su cubil, para poner en ella sus huevos, cuyas larvas disfrutarían de suficiente alimento para desarrollarse como Dios manda. Sin duda era un pelotero formidable.
Dios Padre lo estaba mirando. Como Él mismo había admitido hacía sólo un momento, podía verlo casi todo. Devolvió a su estante La metamorfosis de Kafka. Desde luego, hay que reconocer que el chico es voluntarioso, se dijo. Lástima que no le gustara nada la lectura.

¿Cómo se supone que la educación me va a hacer más listo? Al contrario, cada vez que aprendo algo nuevo, algo que ya sabía desaparece de mi cerebro. ¿Recuerdas cuando hice ese curso de fabricación de vino en casa, y se me olvidó conducir? Homer Simpson.



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