El delantero más prometedor de la liga |
No
es nada fácil conducir con una sola mano. Aun es más difícil si
toda tu atención está concentrada en la pantallita del móvil. Y si
además conduces a 140 Km/hora por una carretera secundaria llena de
curvas, la probabilidad de tener un accidente es muy elevada. Eso es
lo que le sucedió a Messiano Clonaldo, el delantero más prometedor
de la liga. Vio el tractor nada más pasar un cambio de rasante,
cuando ya lo tenía encima. Rápido de reflejos como era, aun tuvo
tiempo de dar un volantazo y regatear (era su especialidad) aquella
mole de metal, pero la maniobra fue tan brusca, que su descapotable
rojo se salió de la vía, y después de unas cuantas vueltas de
campana, terminó plegado como un acordeón en el fondo de la cuneta
que un día fue el cauce de un riachuelo seco.
Luego de juvenil con la selección sub-16 |
mientras caminaba por un oscuro túnel hacia una luz... |
Como
suele ocurrir en tales trances, en apenas tres segundos Messiano
contempló un vídeo biográfico, una especie de trailer resumen de
toda su trayectoria vital y deportiva. Se recordó a sí mismo
jugando en los infantiles del Racing, luego de juvenil con la
selección sub-16, después aquel golazo por toda la escuadra en
Riazor, su debut en primera (el segundo debutante más joven de la
Historia), la final de la copa… Ahí estaba todo resumido. ¿Todo?
¡Vaya mierda de resumen!, pensó mientras caminaba por un oscuro
túnel hacia una luz cálida y cegadora. Se han dejado mi gol de
cabeza que arrasó en YouTube, el hat-trick en la previa de la
Champions, y mi fichaje por… Una mano huesuda y fuerte tirando de
su brazo, le interrumpió bruscamente. ¿Quién eres? Soy San Pedro.
¿Sampedro el del Rayo? ¡Qué rayo ni qué leches, soy San Pedro el
del cielo!, el del rayo era Zeus. A ese no le conozco. Ya, bueno, ven
conmigo, verás, el Jefe quiere hablarte. ¿No será el presidente
ese ruso del Chelsea?, si quiere algo, que hable con mi
representante, yo por menos de cuarenta millones, que es la cláusula
de… Que no coño, que no es el presidente, bueno, Presidente sí
es, pero ruso ni hablar, con lo ateos que son los rusos…
te he visto jugar, yo lo veo casi todo |
Siéntate
y espera aquí –le ordenó-, ahora está ocupado con lo del cisma
del Psoe, pero no tardará. Messiano se quedó solo en aquella
luminosa estancia repleta de libros. Nunca habría supuesto que
pudieran existir tantos ¡Vaya pedazo de biblioteca!, exclamó dando
un prolongado silbido. Al cabo de medio minuto dio otro silbido y
exclamó ¡vaya pedazo de biblioteca!, y como ya no se le ocurría
nada más, sacó el móvil del bolsillo, y se puso a mirar cuánto
habían crecido sus seguidores en twitter. Estaba viendo un vídeo en
el que aparecían unas rubitas disfrazadas de gallinas bailando una
bachata, cuando entró en la biblioteca un anciano de aspecto
venerable con barbas y una larga túnica. Hola, dijo, y como la
rutilante estrella futbolera, el gran pelotero, no le hizo ni caso,
insistió, ¡He dicho hola! El chico le miró un instante, contestó:
ah, hola, hola, y volvió a sus gallinas bailarinas mientras reía y
se balanceaba en la silla al compás de la música. El anciano le
arrebató el móvil y lo guardó entre los pliegues de su túnica.
¿Sabes quién soy? ¿Santa Claus? Frío, frío. ¿Un hippie? Pues
no, tampoco soy un hippie, soy Dios Padre, y tú eres Messiano
Clonaldo, el pelotero más prometedor de la Liga, te he visto jugar,
yo lo veo casi
todo, ¿sabes?, y me gusta cómo juegas, por eso estás aquí, eres
uno de los mejores peloteros, tu estilo me recuerda a Diego Metadona,
y en el uno contra uno eres más hábil que Clonaldo y que
Clonaldinho, así que aunque no hayas hecho ningún mérito fuera de
los estadios, te voy a conceder la gracia de que te quedes con
nosotros, aquí podrás gozar la dicha eterna, ¿qué me dices?
y tomando uno de los libros, lo ofreció al joven |
Ni
lo sueñes, abuelo, se apresuró a contestar el astro, precisamente
ahora que se me disputan el Barça y el Manchester, no puedo quedarme
ni aunque paguéis la cláusula de rescisión enterita. Me voy, dijo
poniéndose en pie. Espera un poco, rogó el Todopoderoso, y tomando
uno de los libros, lo ofreció al joven: lee esto antes de decidirte.
Messiano abrió el libro por la primera página y leyó la primera
línea: Cuando Gregorio
Samsa se despertó una mañana después de un sueño intranquilo…
Luego midió entre sus dedos las páginas que le quedaban por leer, y
con aire retador sentenció: no se quién coño es ese Gregorio
Samsa, ni en qué equipo juega, y se lo advierto, no me quedaré aquí
ni un minuto más. El Señor suspiró profundamente y concedió: sea
como quieres, vuelve y afronta tu destino.
empujar más y más su bola de estiércol |
Un
momento después, a escasos metros del vehículo destrozado y aun
humeante, en el cauce seco del río, un escarabajo pelotero se
afanaba empujando una bola de estiércol más pesada que su propio
cuerpo. Lo hacía magníficamente. Sus élitros dorsales brillaban
con el sol de mediodía, dibujando unas irisaciones verdosas. En su
diminuto cerebro sólo cabía una idea: empujar más y más su bola
de estiércol hasta llegar a su cubil, para poner en ella sus huevos,
cuyas larvas disfrutarían de suficiente alimento para desarrollarse
como Dios manda. Sin duda era un pelotero formidable.
Dios
Padre lo estaba mirando. Como Él mismo había admitido hacía sólo
un momento, podía verlo casi
todo. Devolvió a su estante La
metamorfosis de
Kafka. Desde luego, hay que reconocer que el chico es voluntarioso,
se dijo. Lástima que no le gustara nada la lectura.
¿Cómo
se supone que la educación me va a hacer más listo? Al contrario,
cada vez que aprendo algo nuevo, algo que ya sabía desaparece de mi
cerebro. ¿Recuerdas cuando hice ese curso de fabricación de vino en
casa, y se me olvidó conducir? Homer Simpson.
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