Los
juegos de estrategia son conocidos desde la más remota antigüedad.
Unos son sencillos como el juego de tres en raya, otros como el
ajedrez, pueden complicarse extraordinariamente. Con un poco de
práctica, y siempre que se defina una buena estrategia, es imposible
perder en el tres en raya. Suponiendo que ninguno de los
contendientes cometa un error, el juego podría prolongarse
indefinidamente. La teoría de juegos
se define como el estudio matemático de las diferentes estrategias
en los diversos juegos. ¿Cuál es la mejor estrategia para ganar el
célebre juego infantil de piedra, papel o tijera. Si decidimos
apostar por piedra con una frecuencia superior a las otras dos
opciones, nuestro oponente puede detectarlo y elegir con mayor
frecuencia la opción papel. A no ser que seamos capaces de descubrir
una pauta en las elecciones del adversario, la mejor estrategia a
largo plazo, al menos la menos mala, será elegir cualquiera de las
opciones al azar. Adoptando esta estrategia aleatoria, ganaremos,
empataremos o perderemos con la misma probabilidad.
Lo
anteriormente descrito es lo que suele denominarse equilibrio.
John von Neumann y John Nash, acaso los más importantes expertos en
teoría de juegos, demostraron en su momento que en una amplia
variedad de juegos de estrategia, la mejor que puede adoptarse a
largo plazo es aquella que garantice el equilibrio.
En
el terreno filosófico, el célebre dilema del prisionero es el
ejemplo más extendido de la aplicación práctica de la teoría de
juegos a la resolución de problemas reales que se presentan
continuamente en gran cantidad de ámbitos, desde la política o la
economía (recuérdese la experiencia fracasada en 2015 del ex
ministro griego Varufakis), a la biomecánica o la inteligencia
artificial.
De
manera que la teoría de juegos va mucho más allá de los simples
juegos. Sin embargo, y sin abandonar el territorio lúdico, parece
evidente que los juegos presentan todavía grandes retos. El
canadiense Jonathan Schaeffer y sus colaboradores desarrollaron en
2007 una estrategia infalible para el juego de las damas. El programa
de ordenador que diseñaron no pierde jamás. Otra cosa muy diferente
es el ajedrez. Cierto que ya existen programas muy complejos que han
demostrado ser capaces de derrotar a grandes campeones, pero lo que
se dice una estrategia perfecta dista mucho aun de ser una realidad.
La estrategia perfecta en ajedrez es todavía un sueño remoto. Ello
se debe a la enorme cantidad de combinaciones posibles que pueden
desarrollarse en una sola partida. ¿Cuál es esa cantidad de
combinaciones? A los lectores habituales de nuestro blog,
acostumbrados ya a otros muchos datos asombrosos, seguramente no les
extrañará saber que un cálculo aproximado indica que la cantidad
de movimientos posibles en una partida de ajedrez, supera al número
de átomos existentes en el universo.
Si
no tienes necesidad de jugar, mejor será que no juegues. Si tienes
auténtica necesidad de jugar, no juegues por nada del mundo.
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