Este
poeta sevillano, nacido a la sombra de la Giralda en 1567, reúne en
su obra y su persona las más genuinas esencias del Barroco literario
español. Juan de Arguijo
procedía de una familia noble y rica. Fue cortesano de Felipe III, y
a su faceta poética añadió la de la música. Fue un notable
vihuelista, y también se distinguió por su mecenazgo a diferentes
artistas de su tiempo. Como puede verse, Arguijo fue hombre
polifacético. Muy pronto adquirió merecida fama de pródigo,
dilapidando la fortuna familiar en saraos y otras muy diversas
disipaciones. Lo que se dice un bon vivant de su tiempo. Casi
todos los datos que se poseen acerca de su biografía, provienen de
un volumen, obra del poeta sevillano Antonio Ortiz Melgarejo,
titulado Sales españolas o agudezas del ingenio nacional,
que se publicó en 1902.
Juan
de Arguijo solía firmar sus poemas con el sobrenombre de Arcicio.
En lo literario, como casi todos sus colegas de la escuela sevillana,
fue decidido partidario del clasicismo, que defendió
con vehemencia contra el culteranismo imperante en la
España poética de su tiempo, liderado por Góngora. Arguijo fue
sobre todo un gran sonetista, predominando en sus versos los temas
mitológicos, de los que puede considerarse un gran conocedor.
Algunos de sus sonetos presentan una perfección métrica que puede
calificarse de casi matemática. En su faceta de mecenas favoreció y
ayudó a poetas de la talla de Rodrigo Caro y hasta del mismo Lope de
Vega, que se alojaba en su casa y a su costa cada vez que visitaba
Sevilla. Juan de Arguijo constituyó en el siglo XVIII, un modelo a
seguir por parte de los iniciadores de la nueva corriente poética
neoclasicista emergente.
Hoy
en Biblioteca Bigotini presentamos la versión digital de sus Sonetos
completos. Corresponden a la edición de la Biblioteca Virtual Miguel
de Cervantes, fiel a la publicada en Sevilla en el XIX. Haced
clic en la portada y disfrutad la pureza clasicista del
más genuino Barroco, y la perfección de los versos de Juan de
Arguijo.
¡Que
le den el diez por ciento de mis cenizas a mi promotor artístico!
Groucho Marx.
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