miércoles, 16 de octubre de 2024

LA LEY DEL SILENCIO. FABRICANDO SORDOS

 


En 1954 Elia Kazan dirigió un film de la Columbia titulado On the Waterfront, que en España se tradujo como La Ley del Silencio.. Contaba con un reparto excepcional que encabezó el mejor Marlon Brando que se recuerda, bien secundado por Karl Malden, Lee J. Cobb, Rod Steiger y Eva Marie Saint. Con ella Kazan intentó justificar su reprobable actuación como delator en el Comité de actividades antiamericanas. Con independencia de la calificación moral que merezca su autor, se trata de un clásico enorme, ganador nada menos que de ocho oscar de la academia. Os la recomiendo fervientemente.

Pero lo que hoy nos interesa es la Higiene industrial y la exposición al ruido. La intensidad o nivel de ruido se mide en decibelios (dB A). El rango de audición de las personas oscila aproximadamente entre 0 y 140 decibelios.

Los sonidos por debajo de 10 dB A son difícilmente audibles, mientras que los sonidos que superan los 100 dB A (por ejemplo, una explosión o una detonación) resultan francamente traumáticos, pudiendo producir incluso perforaciones timpánicas y otras lesiones.


Los sonidos que normalmente consideramos RUIDOS se encuentran por encima de 75-80 dB A. La exposición continuada y/o frecuente a estos sonidos (es decir, la exposición al ruido), acaba produciendo una hipoacusia, una sordera que puede llegar a constituir una merma considerable en la calidad de vida.

 

Algunos ejemplos:

 

NIVELES DE RUIDO BAJOS Y MODERADOS

NIVELES DE RUIDO MODERADOS Y ALTOS

NIVELES DE RUIDO MUY ALTOS

0 dB A.  Silencio. Umbral de audición de un joven sano. Resulta inquietante.

60 dB A. Moderado. Conversación normal, restaurante, ventilador. Resulta tranquilizador.

90 dB A. Muy alto. Taller mecánico, imprenta, prensas. Sensación muy molesta.

10 dB A. muy bajo. Cabina audiométrica, respiración propia.

70 dB A. Moderado. Conversación en voz alta, oficinas, tráfico. Resulta ya un poco incómodo.

100 dB A. Muy alto. Discoteca, telar mecánico, sierra, lijadoras. Resulta difícil de soportar.

20 dB A. muy bajo. Estudio de radio, iglesia vacía. Adecuado para dormir.

80 dB A. Alto. Tornos, fresadoras, calle ruidosa, interior del metro, cadena de montaje, bar muy concurrido. Molesto.

110 dB A. Muy alto. Laminadoras, martillos, motocicletas a escape libre. Insoportable.

30 dB A. Bajo. Dormitorio, susurros, zumbidos. Relajante.

 

120 dB A. Ensordecedor. Martillo pilón, remachadoras. Sensación dolorosa.

40 dB A. Bajo-moderado. Sala de estar, biblioteca, música suave. Agradable.

130 dB A. Ensordecedor. Motor a reacción, tracas. Traumático.

 

Algunos efectos de la exposición prolongada al ruido:

 

·                     Taquicardia.

·                     Hipertensión arterial.

·                     Insomnio.

·                     Irritabilidad.

·                     Fatiga física y psicológica.

·                     Gran nivel de insatisfacción.

·                     Y sobre todo SORDERA. Hipoacusia de percepción debida a la lesión de las células ciliadas de la cóclea o caracol. Esta sordera es irreversible.


La legislación laboral establece medidas correctoras de aplicación en los centros de trabajo con niveles elevados de ruido. Dichas medidas consisten en controlar el exceso de ruido mediante modificaciones de los procesos productivos, cambios en la directividad de los sonidos, reducción de vibraciones, choques o frotamientos, cerramiento de máquinas y equipos, aislamiento acústico de los operarios…

Pero por encima de cualquier otra medida y a la par que se aplican cualesquiera otras, está la necesidad de la PROTECCIÓN DEL TRABAJADOR, mediante el uso de protectores auditivos homologados que garanticen un nivel de atenuación suficiente.

Los protectores auditivos pueden ser de tipo “casco” (los clásicos auriculares) o bien de tipo “tapón”. La elección depende de las características de los trabajadores y del entorno. Pero en cualquier caso es imprescindible UTILIZARLOS como única garantía de prevención de la sordera cuando las exposiciones son prolongadas.

La política es un acto de equilibrio entre la gente que quiere entrar y aquellos que no quieren salir. Mario Benedetti.


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