Hace
unas pocas semanas dedicamos en este mismo blog un artículo a Miguel Mihura en nuestra Historia del
Cómic donde recordamos su faceta de dibujante, humorista gráfico y hasta
fundador de La Codorniz, que no es de ninguna manera moco de pavo. Volvemos hoy
sobre él para ocuparnos del Mihura comediógrafo y de su valiosa aportación al teatro
cómico español del que puede decirse que fue el auténtico reinventor. Madrileño
nacido en 1905, Mihura tenía veintisiete años cuando escribió en 1932 su
primera comedia, Tres sombreros de copa, que no podría ver representada en un
escenario hasta 1947. El montaje corrió a cargo de un grupo teatral
universitario del TEU, y la comedia llegó a representarse en una sala comercial
en fecha tan tardía como 1952. Tres
sombreros es, sin menoscabo del resto de su producción, la mejor pieza de
cuantas escribió su autor. Mezcla de humor, ternura y surrealismo, la obra
merece figurar como precursora del llamado teatro del absurdo, según reconoce
expresamente Eugene Ionesco, el principal representante del género.
Mihura
parte en Tres sombreros de un
planteamiento bien sencillo: Dionisio, el protagonista, un joven funcionario de
provincias, pasa su última noche de soltero en una fonda antes de casarse con
una señorita de provincias con la que le espera un futuro provinciano y
previsible, cuando un variopinto grupo de coristas, músicos y artistas de
variedades también alojados en la fonda, invaden su habitación, su vida y su
previsible futuro, haciendo tambalear sus convicciones y mostrándole un mundo
nuevo y fantástico. El estrecho y falso universo de la burguesía provinciana,
se enfrenta con la libertad, acaso no menos falsa en el fondo, que parecen
vivir sus recientes amigos. Emplea Mihura un recurso humorístico muy original,
consistente en un castellano que remeda la traducción literal del francés: “si
a usted le place, señorita”, y claro, a la señorita le place porque lo
encuentra “muy maravilloso, señor”, très
merveilleux, monsieur.
Tres sombreros de copa
inaugura y en cierto modo reinventa el teatro cómico de posguerra. Mihura pone
delante del público teatral que acude a las salas sobre todo de Madrid, un
público básicamente conservador, un espejo deformante en el que mirarse. Un
espejo que les devuelve una imagen ridícula del orden burgués. Es este el life motiv de toda la obra del autor,
aunque quizá algo más diluido en comedias posteriores: El caso de la señora estupenda,
Una mujer cualquiera, A media luz los tres, El caso del señor vestido de
violeta, Sublime decisión, La canasta, Mi adorado Juan, Carlota, Melocotón en
almíbar, Maribel y la extraña familia, El chalet de madame Renard, La bella
Dorotea, Ninette y un señor de Murcia, La tetera, Sólo el amor y la luna traen
fortuna… También en las comedias escritas en colaboración: ¡Viva
lo imposible! y El contable de las estrellas, con Joaquín
Calvo Sotelo, Ni pobre ni rico, sino todo lo contrario, con Antonio Lara,
Tono, El caso de la mujer asesinadita, con Álvaro de Laiglesia…
Estos
y otros colaboradores engrosaron con Mihura las filas de La Codorniz, aquel
irrepetible semanario. Evaristo Acevedo, Edgar Neville, Wenceslao Fernández
Flórez, Antonio Mingote, Enrique Jardiel Poncela, Chumy Chúmez, José López
Rubio, nombres que formaron parte de lo que algunos han llamado la otra generación del 27, muchos de
ellos con pasado franquista como el mismo Mihura, y todos inspirados por Ramón
Gómez de la Serna, a quien consideraron su profeta, siendo su evangelio las
célebres greguerías.
Miguel Mihura recibió varios premios nacionales de teatro y fue elegido miembro de la Real Academia de la Lengua. Falleció en 1977. Hoy nuestra Biblioteca Bigotini os ofrece la edición digital de su obra Milagro en casa de los López, comedia en dos actos estrenada en el teatro Talía de Barcelona en 1964. Clic en este enlace y disfrutad el singular humor tragicómico y algo absurdo de su autor.
Para saber hasta qué punto un país es tonto, basta ver su cine. Miguel Mihura.
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