Marco Aurelio tenía cuarenta años
cuando sucedió a Antonino Pío. Corría el año 161. Marco era de origen español
como Trajano y Adriano. En Hispania los Aurelios habían cobrado una bien
merecida fama de honradez. Antonino preparaba a Marco Aurelio para ser
emperador desde muy niño. Le asignó para ello todo un cuerpo de preceptores que
le enseñaron gramática, historia, matemáticas, filosofía… Esta última
disciplina fue sin duda su favorita. Marco Aurelio fue además de emperador, por
encima incluso de emperador, un filósofo. Seguidor de la escuela estoica, fue
autor de una obra titulada Pensamientos, donde se recoge lo más
esencial de su doctrina filosófica. Está impregnada de moral y de ascetismo
porque Marco Aurelio llevó desde muy joven una vida ascética. Era vegetariano y
se desayunaba cada día con una porción de opio disuelta en vino caliente. Se
hizo célebre por su gran serenidad.
Y
eso que las circunstancias que rodearon su vida y su reinado no invitaron
precisamente a la serenidad. En lo familiar Antonino le había casado con su
hija Faustina, que se llamaba igual que su madre y tenía un temperamento
similar. A esta segunda Faustina le perdían la vanidad y el lujo. Se rodeó de
aduladores y de amantes. Tuvo cuatro hijos. Dos, un varón y una muchacha, se
atribuyeron a su esposo, y otros dos, los mellizos, a un famoso gladiador del
Circo. Marco llevó los caprichos de Faustina con la mayor resignación.
Tampoco
lo tuvo fácil el emperador en lo militar. Se rebelaron a la vez los persas y
los germanos, así que Marco Aurelio, hombre sedentario que se encontraba a
gusto en las bibliotecas, no tuvo más remedio que pasarse media vida guerreando
y pasando fatigas en campamentos entre nieve, barro y tormentas de arena. Por
si fuera poco, de vuelta en Roma sobrevino la que seguramente fue la más grande
epidemia de peste del mundo antiguo en la que perecieron millones de personas
en todo el imperio y sobre todo en la Urbe cuya población, según los cronistas,
se redujo a la tercera parte. Marco actuó entonces también como enfermero
poniéndose a las órdenes de Galeno, el médico más célebre de su tiempo.
Terminada
la epidemia, volvió el emperador a la guerra. Consolidó la frontera del Rin,
extendiéndola hasta el Elba, y en aquellas tierras le sorprendió la muerte.
Delante de sus generales, Marco Aurelio llamó a su lecho a Cómodo, su hijastro
fruto de la relación adúltera de Faustina con un gladiador. Cómodo era la
antítesis completa de Marco. Un tipo inculto, brutal y pendenciero, del todo
impermeable a cualquier intento de educación, pero por algún desconocido motivo
Marco le adoraba. Allí mismo le nombró nuevo emperador, saltándose la
formalidad de consultar al Senado, algo que no sucedía desde los tiempos de
Nerva.
Así
se extinguió la dinastía Antonina que fue la más próspera y la que marcó el
mayor apogeo del Imperio Romano, y así comenzó un dilatado periodo de
decadencia que le conduciría al final.
Tengo una gran deuda con los dioses. Me han dado buenos abuelos, buenos padres, una buena hermana, buenos maestros y buenos amigos. Marco Aurelio. Pensamientos.
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