El
hecho de que la esperanza de vida de los diabéticos supera en muchos casos la
de la población general, no constituye ninguna novedad. Ello se debe a que de
forma habitual, las personas diabéticas son más cuidadosas con la alimentación,
y tienen unos hábitos más saludables que los de la llamada población sana.
Además
de la alimentación del diabético, a la que dedicamos una entrada hace ya
tiempo, el ejercicio físico resulta fundamental en el tratamiento de la diabetes,
y en la prevención de posibles complicaciones asociadas a
El ejercicio estimula la circulación sanguínea, favorece el control del peso, disminuye la presión arterial y los niveles de lípidos. Además (y esto es quizá lo más importante), la práctica de ejercicio contribuye de forma decisiva al bienestar físico y psíquico de las personas, lo que se traduce en una mejor salud. Como en tantos otros aspectos de la vida, la aplicación de un elemental sentido común resulta fundamental. Siguiendo como otras veces, la guía semFYC, os ofrezco algunos consejos que espero sean de utilidad:
- El
ejercicio más aconsejable será siempre aquel que te resulte más agradable.
Si algo se hace a disgusto, acabará por no hacerse. Recuerda que actividad
física no es necesariamente sinónimo de deporte competitivo. Bailar,
caminar con cierta rapidez, hacer senderismo o excursiones a pie, andar en
bicicleta o divertirse un rato en la piscina, son entre muchas otras, formas
agradables no sólo de hacer ejercicio, sino en ocasiones de relacionarse
socialmente.
- Debes
ser constante. La práctica de ejercicio debe ser diaria.
- Si
dispones de poco tiempo, emplea algunos ‘trucos’ útiles. Por ejemplo,
dejar el coche y caminar más a menudo, bajar del autobús un par de paradas
antes, usar las escaleras en vez del ascensor…
- Si
nunca has hecho ejercicio, consulta a tu médico antes de iniciar ninguna
actividad. Él te orientará. El comienzo debe ser progresivo y gradual.
- Si
estás entrenado y tienes costumbre de practicar deportes de mayor
exigencia, como fútbol, baloncesto o atletismo, sigue con ellos; pero
siempre bajo control y asesoramiento de entrenadores capacitados. Recuerda
que no son aconsejables los esfuerzos anaeróbicos intensos y bruscos,
tales como el levantamiento de pesas o el sprint. En estos casos pueden producirse bajadas de glucosa
que incluso pueden conducir al coma hipoglucémico. El riesgo
es mayor en diabéticos sometidos a tratamiento farmacológico y en
pacientes insulinodependientes.
- El
mejor momento para el ejercicio en el diabético es entre una y tres horas
después de haberse alimentado. De esta forma se minimiza el riesgo de
hipoglucemia.
- Conviene
que lleves en los bolsillos caramelos o azucarillos, por si notas la familiar
sensación de ‘bajada de azúcar’.
- En
actividades deportivas de cierta intensidad o duración (más de una hora),
es aconsejable realizar el autotest de glucosa (pinchazo en el dedo) antes
y después de practicarlas. Si tienes más de 300 mg/dl., mejor no hagas
ejercicio ese día. Si tienes menos de 100 mg/dl., toma algún tentempié.
Puede ser que necesites administrarte menos insulina cuando realices
ejercicio intenso. Consúltalo con tu médico.
- Es
recomendable que lleves encima algo que te identifique como diabético, por
si tuvieras que ser atendido. En cualquier caso, es preferible hacer
ejercicio acompañado que solo. Además resulta más agradable.
- Hidrátate
bien, Bebe abundante agua, sin esperar a sentir sed.
- Nunca
hagas ejercicio descalzo. Utiliza un calzado apropiado al ejercicio que
realices, y sobre todo cómodo. Ponte calcetines gruesos para evitar
rozaduras. Revisa siempre tus pies después de la actividad física, y
consulta con tu médico si aparecen heridas, ampollas o ulceraciones.
- Consulta
con el médico si sientes mareo, dificultad respiratoria, sudoración
excesiva o dolor en el pecho. Consulta también si los niveles de glucosa
se alteran de forma importante.
El
principal consejo: disfruta de
La luna de miel debería estar prohibida a los diabéticos. Woody Allen.
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