
Sus
diferencias vecinales llevaron a los romanos al sur, donde entablaron varias
guerras contra los samnitas. En la segunda de aquellas guerras sufrió Roma una
vergonzosa derrota en las gargantas de Caudio. Tuvieron que capitular y pasar
bajo el yugo de las lanzas samnitas, episodio que originó la expresión horcas caudinas para definir cualquier
derrota humillante.

Pirro
presentó batalla a los romanos en Heraclea. En la lucha se impuso la disciplina
de las legiones que barrieron a sus enemigos. No obstante el rey epirota
contaba con un arma todavía desconocida en aquel tiempo: los elefantes. Al
verlos desde lejos, los romanos los tomaron por bueyes, de ahí el apelativo de bueyes lucanos por el que se conoció a
los proboscidios incluso hasta tiempos medievales. Pero al tenerlos más cerca,
cundió el pánico entre los legionarios que huyeron en desbandada. Pirro se
adjudicó muy ufano la victoria. Sin embargo, al hacer balance de pérdidas,
halló que con la excepción de la unidad elefantina, la práctica totalidad de su
ejército había sido aniquilada. Este es el origen de la expresión victoria pírrica para referirse a
supuestos triunfos que cuestan muy caros. Actualmente usan y abusan de ella
hasta los comentaristas deportivos, con un desparpajo insólito en gentes tan
iletradas.

Tampoco
la nueva derrota desmoralizó a Pirro ni mitigó lo más mínimo sus ganas de
camorra. Llamado esta vez por los siracusanos, embarcó hacia Sicilia para
defender a Siracusa de los cartagineses. Fue de nuevo vencido, y aun no
satisfecho, regresó por última vez a Italia en auxilio de los tarentinos. En
275 las legiones romanas le infligieron una nueva derrota en Malevento, tan
severa, que el epirota tuvo por fin que regresar a su tierra con el rabo entre
las piernas. Los romanos rebautizaron a Malevento como Benevento en recuerdo de
su victoria.
Con
todos estos avatares bélicos, Roma aprendió al fin geografía, y se supo
dominadora de gran parte de la península. En 273, a instancias del
Senado, se inició oficialmente la completa
conquista y romanización de Italia, que en muy pocos años se
extendió a parte de Sicilia e incluso a la Grecia continental. Probablemente Pirro nunca
llegó a ser consciente de su decisiva aunque involuntaria, contribución a la Historia.
-Manolo,
mira a ver, me parece que la cisterna pierde.
-Pues
dile que lo importante es participar.
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