Eterno
villano y eterno candidato a un oscar que nunca obtuvo, James
Mason, actor shakesperiano en su etapa británica, interpretó a
un abanico de malvados en su periodo hollywoodiense. Fue el cínico espía de Con la muerte en los talones, un
elegante gentleman que desplegaba toda su simpática ironía con Cary Grant
delante y Hitchcock, don Alfredo, detrás de la cámara. En El príncipe Valiente fue el misterioso y malvado Caballero Negro,
que raptaba doncellas y hacía trampa en las justas y los torneos. En Julio César, frente a Brando, hizo el
papel de Bruto, su desagradecido asesino…
Sus
formidables dotes interpretativas le permitieron encarnar a un atormentado
Humbert Humbert en la inolvidable Lolita
de Kubrick, lujurioso padrastro arrastrado al pecado y al delito por aquella
casi niña, casi mujer, casi sirena, seductora y seducida. Como Timónides,
intrigó en La caída del Imperio romano,
como capitán Nemo recorrió Veinte mil
leguas de viaje submarino… En fin, James Mason, actor todoterreno y
exquisito, sentó en los platós cinematográficos y después en los televisivos,
cátedra de formidable intérprete.
En
nuestro recorrido por la
Historia del Cine no podía faltar James Mason, como no podía
faltar su memorable escena final de Lolita.
Haced clic
en la carátula y recordad unos minutos a aquel grandísimo actor.
Próxima
entrega: Shelley Winters
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