Algún
extraño don debió atesorar George Cukor
para convertir a tantas actrices en fulgurantes estrellas y hacer que las ya
consagradas brillasen con mayor y más luminosa magnitud. Sin Cukor al mando se
habrían resentido las carreras de divas como Greta Garbo, Norma Shearer, Joan
Crawford, Ingrid Bergman, Rosalind Russell, Paulette Goddard, Liz Taylor o
Audrey Hepburn; y algunas, como la de Katharine Hepburn, su actriz talismán, ni
siquiera se habrían iniciado.
Actrices
europeas como Anna Magnani, Sophia Loren o Ivette Nimieux se animaron a cruzar
el Atlántico y aventurarse en Hollywood, con la única condición de ser
dirigidas por él. Todas le adoraron y hasta un mito viviente como Marilyn Monroe,
lamentó no haber nacido antes para haber tenido mayores oportunidades de
compartir su talento.
George
Cukor estaba dotado sobre todo para la alta comedia. Difícilmente puede
concebirse una de sus clásicas de los años treinta, sin lujosos vestidos de lentejuelas
y glamurosas poses a la luz de los focos que hacían las veces de luna llena y
envolvían los rostros más hermosos en un halo de misterio y de magia
indescifrables. Sin Cukor es imposible entender el cine americano o el cine a
secas. Fue un maestro imitado hasta la saciedad y a la vez inimitable.
En
nuestro modesto y nostálgico foro, os brindamos hoy el enlace para visionar un
brevísimo reportaje sobre este gran cineasta, que incide precisamente en su
cualidad de director de actrices. Haced clic en la
foto y disfrutad un par de minutos de la magia y el talento de George
Cukor.
Próxima
entrega: David Niven
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