domingo, 15 de marzo de 2020

ANA CARO DE MALLÉN. VALOR, AGRAVIO Y MUJER



Nacida en 1590, no está claro si en Granada o en Sevilla, Ana Caro de Mallén es junto a María de Zayas, una de las mujeres más reconocidas de la literatura española del Siglo de Oro. No eran buenos tiempos para que ninguna mujer destacara ni en las letras ni en ningún otro ámbito, por lo que se supone que la juventud de Ana transcurrió sin salir del seno familiar. Si existió obra suya en ese periodo, se ha perdido.
Su debut literario y público se produjo en 1628, cuando participó en unas fiestas poéticas celebradas en Sevilla en honor de los mártires jesuitas de Japón. Nueve años más tarde, en 1637, se le conoce un poema laudatorio durante las fiestas madrileñas del Buen Retiro. A partir de esos inicios, se sabe de su amistad con María de Zayas y del reconocimiento que algunos escritores de la época hicieron de su talento. Destaca en ello la opinión de Luis Vélez de Guevara, que en su Diablo Cojuelo la llama décima musa sevillana. Tuvo estrecha relación con el cabildo de la catedral de Sevilla, que la mencionó en algunos documentos. Contó también al parecer con la protección del todopoderoso Conde Duque de Olivares.

Ana Caro asistió a la academia literaria del Conde de la Torre, que a pesar del nombre académico no pasó de ser una tertulia. Rodrigo Caro aseguraba que ganó numerosos concursos literarios y justas poéticas de las que entonces abundaban en Sevilla y en toda España, así que parece lícito considerarla como una de las primeras escritoras profesionales de nuestro país. Recibió muchos encargos para glosar diversos acontecimientos de su tiempo, por ejemplo fue célebre y celebrado su Romance por la victoria de Tetuán, escrito en 1633.
Conviene dejar claro que Ana Caro de Mallén no fue lo que se dice una voz crítica. Al contrario, para sustentarse de su trabajo literario en las circunstancias de tiempo y lugar que le tocó vivir, tuvo que relacionarse muy estrechamente con la nobleza y con los poderes fácticos, por lo que su obra se plegó al discurso y al pensamiento dominante. No fue precisamente una contestataria.


Aparte de esta obra en prosa y en verso de loa por encargo, Ana escribió entre 1641 y 1645 varios autos sacramentales, aunque lastimosamente solo se han conservado sus títulos: La cuesta de la Castilleja, La puerta de la Macarena y Coloquio entre dos.
En cuanto a su obra dramática, lo más destacable de su producción, brilla por su acertado tratamiento de los personajes femeninos, su habilidad para urdir enredos, lances y otros efectos dramáticos de gran eficacia. El conde Partinuplés es una comedia caballeresca con tintes mitológicos, basada en leyendas artúricas y carolingias, lo que acredita a su autora como muy versada en esos géneros. En nuestra Biblioteca Bigotini os traemos la versión digitalizada de su comedia Valor, agravio y mujer, una magnífica pieza de enredo de ambiente palaciego, que desarrolla muy hábilmente el mito de Don Juan, el burlador de Sevilla, esta vez travestido en mujer mediante el manido recurso de la dama embozada que se finge varón para lograr su objetivo. Haced clic en la portada y disfrutad esta hermosa y singular comedia.

He perdido mi reputación, pero no la echo en falta. Mae West



1 comentario:

  1. Además de las dos citadas tenemos a nuestra autora aragonesa Ana Francisca Abarca de Bolea, representante del culteranismo más culterano. No hay forma de hincarle el diente.
    Muy interesante el artículo de una autora que desconocía.

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