Seguramente unos
vulgares ruidos en los oídos no merecen título tan shakespeariano,
sin embargo, parafraseando al poeta de Stratford, dicho está y dicho
queda, pues la verdad no calumnia.
Los acúfenos no
son otra cosa que ruidos, bien de tono agudo (pitidos) o grave (zumbidos), que
pueden percibirse en los oídos o sentirse, como manifiestan algunos pacientes
“dentro de la cabeza”. Pueden ser continuos o alternarse con periodos silenciosos,
y son muy frecuentes, sobre todo en mayores de 60 años. Se calcula que en
general afectan al 10% de los adultos, y un reciente estudio pone de manifiesto
que sufren acúfenos el 40% de los veteranos de las fuerzas armadas
estadounidenses. Aunque no varíen de intensidad, resultan más molestos en el
silencio de la noche, siendo una de las principales causas de insomnio crónico.
Entre las causas más habituales de acúfenos citaremos:
- § Tapones de cerumen.
- § Hipertensión arterial.
- § Infecciones del oído o de las vías respiratorias altas.
- § Otoesclerosis (rigidez de los huesecillos del oído medio).
- § Neuropatías.
- § Hipoacusia de percepción.
- § Presbiacusia.
- § Traumas acústicos.
- § Diabetes.
- § Patología tiroidea.
§
Ciertos medicamentos: antiinflamatorios, aspirina, atibióticos,
antidepresivos, sedantes, diuréticos...
Se aconseja consultar
con un especialista si el acúfeno se hace persistente, molesto o si aumenta
progresivamente de volumen. En cualquier caso, conviene advertir que en
ocasiones no es posible hallar la causa de este trastorno y tratarse
debidamente. Son los llamados acúfenos idiopáticos o de
causa desconocida, para los que no existe un tratamiento efectivo. En tales
casos, no queda sino seguir una serie de consejos y recomendaciones, que a
continuación vamos a detallar:
¿QUÉ PUEDO HACER CON
ESTOS MALDITOS RUIDOS?
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Tranquilízate. Haz lo posible por no prestar atención al ruido, por no
preocuparte por él.
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Evita los medicamentos capaces de producir o agravar el problema.
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Evita las sustancias estimulantes: café, té, refrescos de cola,
chocolate, tabaco, especias, perfumes fuertes…
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No te expongas a sonidos intensos. Si trabajas en ambiente ruidoso,
utiliza los protectores auditivos.
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Controla tu presión arterial. Toma los fármacos antihipertensivos que te
prescriban.
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Limita en lo posible la sal de la dieta.
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Haz ejercicio.
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Procura dormir al menos siete horas. Evita la fatiga, sobre todo la
fatiga mental que a veces acompaña a las situaciones de estrés.
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Aprende a realizar ejercicios de relajación.
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Prueba a enmascarar el zumbido con otros sonidos de nivel bajo. En
ocasiones es suficiente con una radio en la mesita de noche. Esto es eficaz
sobre todo en acúfenos de tono grave.
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Existen aparatos que emiten lo que se llama un ruido blanco. Algunos
acúfenos han desaparecido horas después de usar estos aparatos.
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También los audífonos pueden ser útiles. Pueden reducir el
zumbido o hasta pueden eliminarlo, al menos provisionalmente. Conviene
advertir, sin embargo, que algunos audífonos, sobre todo si se utilizan a
volumen elevado, pueden resultar contraproducentes, agravando y hasta
provocando los acúfenos.
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Los cántaros hacen más ruido cuanto más
vacíos están. Alfonso X el Sabio.
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