Robert
Albert Bloch, judeoamericano nacido en Chicago en
1917, fue fundamentalmente un escritor de cuentos y relatos breves.
Comenzó su carrera literaria publicando narraciones de ciencia
ficción y de terror en revistas baratas muy populares que se
conocían como pulp magazines, porque iban impresas en
unas páginas amarillentas que se hacían con la pulpa del papel
reciclado. También escribió algunas novelas y muchos guiones
cinematográficos. El relato que acaso le ha hecho más célebre fue
el que se adaptó al cine para que Alfred Hitchcock lo filmara en
1960 con el título de Psicho (Psicosis). Agradará
saber a los muchos fans de Star Trek, que nuestro
hombre fue autor de varios de los guiones de aquella famosa serie
televisiva, precisamente los mejores. Recibió el premio Hugo, quizá
el más importante que se otorga a los escritores de ciencia ficción
y fantasía. De personalidad extravertida y brillante ingenio, Bloch
participó habitualmente en diversos shows radiofónicos y
televisivos, y hasta actuó en teatros de variedades. Su especialidad
eran los juegos de palabras en que se mezclaban lo cómico y lo
macabro.
Mantuvo
una entrañable amistad con su maestro H. P. Lovecraff, el más
exitoso autor de relatos de terror, a quien admiraba profundamente.
Ambos establecieron un juego literario que comenzó con mutuas
dedicatorias y culminó en que cada uno construía personajes con la
personalidad del otro, ya fueran víctimas o psicópatas malvados y
sanguinarios. Entre sus obras traducidas al castellano pueden
destacarse: Psicosis, Cría cuervos, Terror, Cuentos de humor
negro, Escalofríos, Mundo oscuro, La noche del destripador, Dulces
sueños o En los límites de la realidad, entre otros. Robert
Bloch falleció en Los Ángeles en 1994. A su entierro asistió una
autentica legión de seguidores y amigos. Coincidían en que en vida
supo ganarse el afecto de todos. En Bigotini traemos hoy la versión
digital de El vampiro estelar,
un magnífico relato de Bloch, en el que el personaje inspirado en su
amigo Lovecraff sufre una muerte horrible. Haced
clic en la ilustración y temblad como hojas con esta
narración. Felices sueños.
No
hay duda de que existe el más allá. Lo que nadie sabe es a qué
distancia está del centro, y hasta qué hora está abierto. Woody
Allen.
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