Publicado en nuestro anterior blog en enero de 2013
Nuestro
planeta permaneció desprovisto de vida durante la mitad de su
existencia física en el sistema
solar,
es decir, unos 4.000 millones de años. Los primeros indicios
geológicos de vida sobre la Tierra
se
remontan al llamado periodo paleoarcaico,
hace entre 3.400 y 4.000 millones de años. El registro geológico
conserva indicios bioquímicos de vida que podrían remontarse a hace
más de 3.500 millones de años. Se trata de lo que parecen posibles
huellas de bacterias en los sedimentos geológicamente más antiguos
y en los hielos del ártico. Pero lo que podemos considerar como las
primeras huellas seguras del registro
biológico,
son unas extrañas estructuras sedimentarias laminadas a las que los
geólogos y los paleontólogos han dado el nombre de estromatolitos.
Los estromatolitos se
formaron en las playas y las zonas poco profundas de los mares
tropicales más cálidos del citado periodo
paleoarcaico.
Se produjeron a lo largo de los tiempos, por la interacción de la
vida microbiana con los depósitos sedimentarios. Se trata de un
proceso que hoy en día todavía sigue en marcha en determinados
lugares como las aguas someras de la costa occidental australiana y
las del Caribe.
Las
bacterias, concretamente las cianobacterias,
y las algas
azules,
forman una especie de almohadillas, que algunos han llamado esteras
microbianas.
Estas esteras fotosensibilizantes,
se van cubriendo de sedimentos poco a poco, grano a grano de arena,
al irlas bañando la corriente marina de manera suave pero
insistente. Para volver a alcanzar la luz, que constituye su
sustento, las cianobacterias y
las algas
azules van
creciendo y abriéndose paso a través de los sedimentos, para formar
nuevas capas que volverán a cubrirse. De esta forma tenaz y
repetitiva, se producen unas curiosas estructuras laminadas de
diversas formas según el comportamiento local de las corrientes y
del propio lecho marino.
Se
han descrito al menos tres tipos característicos de estromatolitos:
los llamados cartón
de huevos,
unas formas cónicas que van alternando eminencias y depresiones; los
que tienen aspecto de zanja
crestada;
y otros, acaso los más interesantes, que van creciendo como
una corteza-cúpula,
que recuerda vivamente la forma de los hongos clásicos con pie y
sombrero. Los yacimientos más importantes de estromatolitos se
encuentran en Australia occidental, concretamente en dos parajes
llamados Strelley Pool y Shark Bay. En ellos los investigadores de
nuestros días tienen la oportunidad de estudiar a fondo lo que
constituye el más llamativo anacronismo biológico sobre la faz de
la Tierra. Ejemplos vivos de fósiles en
formación, cuyas primeras capas comenzaron a depositarse en las
distantes épocas de un pasado tan remoto como extraordinario.
Inclinemos respetuosamente la cabeza ante la obra grandiosa y
paciente de la naturaleza. Arte vivo que nunca dejará de
asombrarnos.
El
jueves pasado decidí dejar el güisqui. Después tardé más de una
hora en encontrarlo.
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