viernes, 23 de septiembre de 2016

DIOS, EL ESTADO Y MIJAÍL BAKUNIN


Mijaíl Aleksándrovich Bakunin nació en Torzhok, Rusia, en mayo de 1815. Vástago de familia noble, se trasladó a Moscú a los 14 años, para formarse en la Academia de Artillería. Llegó a ser oficial de la Guardia imperial, pero en 1835, tras una disputa familiar, abandonó la milicia para estudiar filosofía. Interesado al principio en la lectura de Kant, Hegel y otros racionalistas, su pensamiento derivó hacia el socialismo. A partir de entonces, su devenir biográfico no pudo ser más novelesco. En Berlín y París tomó contacto con los incipientes movimientos revolucionarios, participando en 1848 en las violentas agitaciones que culminaron en la Insurrección de Dresde. En Alemania fue condenado a muerte, pena que se conmutó por la de cadena perpetua. Entregado a las autoridades rusas en 1851, Bakunin fue encarcelado en la fortaleza de San Pedro y San Pablo, y después desterrado a un campo de trabajo en Siberia. Escapó a Japón, desde donde viajó a San Francisco. A través de Panamá, llegó ilegalmente a Nueva York, donde tomó contacto con los movimientos obreros norteamericanos. Regresó a Europa en 1861, residiendo en diferentes países occidentales, principalmente Gran Bretaña y Suiza, donde falleció en 1876 cuando contaba 62 años.

Hasta aquí su agitada vida. En cuanto a su ideología, Mijaíl Bakunin puede considerarse el padre filosófico y político del Movimiento Anarquista. Manifestó abiertamente sus ideas libertarias ya en la Primera Internacional, granjeándose desde entonces la enemistad de Karl Marx y los marxistas, que le acusaron injustamente de ser un agente paneslavista pagado por Rusia. Renegó más tarde de su amistad con Serguéi Necháyev, partidario de una estrategia nihilista y violenta. Respaldado por sus seguidores escindidos del Movimiento Internacionalista, Bakunin enunció los cuatro principios del Anarquismo:
  • Supresión de los Estados nacionales.
  • Abolición de las clases sociales y los privilegios hereditarios.
  • Igualdad de sexos.
  • Organización de los obreros y los campesinos al margen de partidos.
Kropotkin y Proudhon pueden ser considerados, junto a Mijaíl Bakunin, los principales ideólogos de la filosofía libertaria a nivel internacional.


Durante los últimos años de su vida, y sobre todo después de su muerte, el pensamiento político de Bakunin arraigó en diversos países. Entre otros mencionaremos su Rusia natal, aunque tras el proceso revolucionario iniciado en 1917, el Anarquismo terminó siendo extirpado por las autoridades soviéticas. También hubo importantes movimientos anarquistas en Francia, Italia y Estados Unidos. Pero donde sin duda cobró mayor fuerza y gozó de mayor respaldo popular fue en España durante más de un cuarto de siglo.
En 1869 Bakunin había encargado al anarquista italiano Giuseppe Farinelli, la divulgación de sus ideas en España. Farinelli visitó Barcelona y Madrid, y estableció relación con Anselmo Lorenzo, que fundaría en 1910 la CNT. Esta organización anarcosindicalista, así como su rama política, la FAI (Federación Anarquista Ibérica) tuvieron un papel destacado en el movimiento obrero español, llegando a contar con decenas de miles de afiliados. Durante el periodo revolucionario 1936-39 coincidente con la contienda civil, los anarquistas españoles se organizaron en diferentes lugares, destacando la experiencia que Buenaventura Durruti y sus seguidores pusieron en marcha durante la campaña de Aragón.


Como modesto tributo a la figura política e intelectual de Bakunin, Biblioteca Bigotini pone a disposición de sus lectores el que es probablemente su escrito más representativo. Se trata del opúsculo Dios y el Estado, donde se contiene el germen de su ideología y su pensamiento político. Haced clic en la foto e impregnaros de las ideas libertarias de Mijaíl Aleksándrovich Bakunin, que nació ruso y, renegando de las nacionalidades, conquistó a pulso el título de ciudadano del mundo.

El hombre libre sólo debe obediencia a las Leyes Naturales. Mijaíl Bakunin.



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