martes, 26 de abril de 2016

MARY ASTOR. EL PODER DE LA VOLUNTAD



Ningún ejemplo mejor que el de Mary Astor para ilustrar el salto, muchas veces difícil del cine mudo al sonoro.
En Efecto, Mary debutó en los veinte al lado de su amante y mentor John Barrymore. Entonces no era más que un rostro hermoso, eso sí, muy hermoso. No tenía más que ponerse ante las cámaras y expresar alegría, tristeza, ansiedad... Pero al llegar el sonido las cosas se complicaron. Había que actuar. Había que interpretar un texto, y aquella pobre muchacha tenía una voz horrible y un acento extraño. Todo parecía indicar que, como tantas otras estrellas del cine silencioso, Mary Astor se extinguiría sin remedio.
Pero he aquí que la joven Mary era persona que no se rendía fácilmente. Desapareció temporalmente de los platós, y se dedicó de forma infatigable al estudio de la interpretación y al perfeccionamiento de la dicción. Le costó sangre, sudor y lágrimas, pero al fin regresó a las pantallas convertida en otra mujer. Incluso cambió su aspecto físico. Adquirió madurez y comenzando desde abajo, interpretó un montón de papeles secundarios hasta regresar por méritos propios a la cabecera de los carteles. El Oscar de la Academia que recibió en 1941 por su trabajo en La gran mentira, o su inolvidable femme fatale de El halcón maltés, dan testimonio de ello.
Aquí os brindamos un enlace (haced clic en la foto) para contemplar un pequeño homenaje en música e imágenes a la hermosa y voluntariosa Mary Astor.

Próxima entrega: Paul Muni



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