El
rostro aterrorizado de esta actriz canadiense dio la vuelta al mundo. No era
para menos. El personaje que interpretaba Fay Wray
se encontraba cara a cara con el terrible King Kong, un descomunal gorila capaz
de encaramarse al Empire State o de luchar con un monstruoso dinosaurio para
proteger a su chica. Porque, claro está, aquel pobre mono de quince metros
estaba loco por ella.
Lo
mismo les pasó a muchos espectadores después del estreno de la película en
1933. Fay Wray no era ni mucho menos nueva en la profesión. Desde la época del
mudo había participado en decenas de filmes, protagonizando alguno de ellos.
Pero eran películas de serie B que interesaron escasamente al público. Lo de
King Kong fue muy diferente. Un auténtico éxito a nivel mundial. A pesar de que
los efectos especiales nos puedan parecer hoy un poco chapuceros, en 1933 no se
había visto nada parecido proyectado en una pantalla.
Y
allí estaba ella. Indefensa y frágil, en las garras del coloso. Y por supuesto,
sexy, muy sexy. Téngase en cuenta que en los primeros treinta todavía no había
entrado en vigor el código Hays que obligó a la industria del cine a mantener
estrictamente el decoro y la moralidad. Despeinada, aterrorizada y con la ropa
estratégicamente destrozada, Fay enamoró a millones de espectadores de todo el
mundo. Desde nuestro blog os proponemos (haced clic en la foto) el enlace con este video
que a través de música e imágenes, pretende rendir tributo a la memoria de esta
estrella, tan hermosa como fugaz.
Próxima entrega: Fredric March
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