Keller. Hero y Leandro |
Diego Hernando de Acuña, vallisoletano de noble cuna nacido en 1520, fue
soldado en las campañas de Italia y Alemania del emperador Carlos, de quien
llegó a ser amigo y privado. Participó entre otras, en la célebre batalla de
San Quintín. A su regreso a España, Acuña, como otros soldados de su tiempo,
cambió la espada por la pluma, y dicho al modo cervantino, abandonando las glorias que proporciona aquella, paladeó la amarga hiel
con que ésta premia a sus servidores. Como poeta hay que encuadrarlo en la escuela
petrarquista que, a imitación de los grandes poetas italianos del
Renacimiento, introdujo en la poesía española lo que dio en llamarse el
itálico modo.
La
mayor parte de su vida literaria transcurrió en Granada, donde junto a Diego
Hurtado de Mendoza, ejerció en los jóvenes poetas granadinos, el magisterio y
la influencia que Garcilaso o Boscán ejercieron en Sevilla y en la Corte. Acuña
tradujo del italiano el Orlando de Boyardo, y según todos los indicios,
en colaboración con el mismo emperador en persona, adaptó del francés El caballero
determinado de Olivier de la Marche. En la extensa producción
poética de Hernando de Acuña destacan los sonetos, églogas y elegías, muchas de
las cuales dedicó a su amigo el césar Carlos y a su hijo Felipe. Biblioteca
Bigotini os ofrece la edición digital de una antología
de poemas escogidos que publicó Cátedra en 1982 a partir de la edición
madrileña de 1591. Haced clic en la portada, y disfrutad de la
lírica que destilan sus versos.
Vieja
madera para arder, viejo vino para beber, viejos amigos en quien confiar, y
viejos autores para leer.
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