La
sensación de malestar que conocemos vulgarmente como resaca
es una más de las miserias humanas cotidianas que sufren los bebedores. Su
recorrido se remonta hasta la antigüedad, y ya en Isaías 5, 11 puede leerse: ¡Ay de los que se levantan de mañana para
seguir la embriaguez! Los síntomas de la resaca dependen de la cantidad y
la naturaleza de las bebidas alcohólicas ingeridas, y pueden ir desde un ligero
malestar hasta una indisposición severa que incluye náuseas, vómitos, dolor
intenso de cabeza, gastralgias, sed, sequedad de boca, mareo, calambres,
dolores musculares, temblores y sensación de postración. Otros síntomas como
taquicardia o incremento de la presión arterial pueden pasar algo más
desapercibidos al sujeto resacoso, siendo acaso los más importantes. En los
casos más severos puede afectarse la percepción visual o el área cognitiva,
incapacitando para el trabajo a los afectados.
La
explicación más sencilla y también más extendida de la resaca es la deprivación
del alcohol en una fase precoz; algo así como un síndrome de abstinencia agudo.
Por eso muchos remedios populares contra la resaca incluyen paradójicamente
cierta cantidad de alcohol. Sin embargo, desde el punto de vista fisiológico
intervienen varios factores. Uno de ellos es la aparición en la sangre de acetaldehído,
un producto resultante de la metabolización del alcohol por el organismo. Otro
factor importante es el contenido en glucosa de las bebidas ingeridas, o más
bien la transformación en azúcares que sufren las bebidas alcohólicas durante
su metabolización. Por este motivo provocan resacas más severas las bebidas de
mayor graduación alcohólica. A igual o parecido contenido calórico, resultan
más peligrosas las bebidas oscuras (brandy, güisqui, ron de caña) que las
transparentes (ginebra o vodka). Pero no te equivoques pensando que a base de
gintonics te librarás de la temida resaca. Si bebes más de la cuenta, aunque se
trate de cerveza u otras bebidas de baja graduación, al día siguiente lo pagarás
muy caro.
El
alcohol inhibe la producción de hormona antidiurética, lo que produce un
incremento de la cantidad de orina, con la consiguiente deshidratación que
acentúa aun más los síntomas de la resaca. Si bebes alcohol muy deprisa, sin
comer o sin diluirlo en bebidas no alcohólicas, tu resaca será monumental. Se
ha comprobado que la existencia de algunos factores coadyuvantes como el
consumo de tabaco, la música demasiado alta, los destellos luminosos y el
deterioro de la calidad y la cantidad de horas de sueño, contribuyen a
acrecentar el dolor de cabeza en la resaca del día siguiente.
En
cuanto a los remedios, no está claro que los alimentos ricos en azúcar alivien
los síntomas de la resaca, pero es cierto que tanto el azúcar como los líquidos
en abundancia pueden contribuir a superar la hipoglucemia y la deshidratación,
por lo que resultan muy recomendables. Los antiácidos ayudarán a superar las
náuseas y los síntomas digestivos. Los antiinflamatorios y los analgésicos
contribuirán a aliviar el dolor de cabeza. En cualquier caso, conviene no
abusar de los fármacos. No hay resaca que se resista a un buen sofá y al paso
de las horas.
El
profe Bigotini gustosamente seguiría ilustrando a sus innumerables seguidores
sobre la resaca y sus remedios más eficaces, pero se disculpa por no seguir
adelante. La noche pasada tomó media copita de jerez con un viejo colega
mientras discutía abstrusas teorías científicas, y esta mañana se ha levantado
con una ligera jaqueca. Me encarga que lo despida y que agradezca al genial Robert Crumb los simpáticos dibujos que
acompañan este breve artículo. Ahora tengo que dejar de escribir porque el
profe me hace señas de que le molesta hasta el ruido del tecleo. Adiós y
cuidadito con las resacas.
Perdonen
que no me levante. Epitafio apócrifo de Groucho Marx.
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