El
proceso inquisitorial al que fue sometido Galileo en el siglo XVII ha hecho que
asociemos su memoria con aquel célebre e pur si muove, pronunciado entre
dientes tras su retractación. Sin embargo, el primero en proponer el modelo
heliocéntrico fue Aristarco en el siglo III
a.C. Aristarco nació en Samos en 310
a .C. Fue uno de los más ilustres frecuentadores de la
Biblioteca de Alejandría, donde desarrolló la mayor parte de su trabajo.
Existen pocas referencias biográficas de Aristarco, y de su obra sólo quedan
las citas que Arquímedes y Plutarco hacen de él.
En
la cosmología de su tiempo dominaba de forma abrumadora la idea del geocentrismo. El planteamiento
aristotélico de la Tierra como centro y eje del universo era ampliamente
aceptado. Basándose en la detenida observación del movimiento de los astros,
Aristarco tuvo la intuición de que la Tierra gira alrededor del Sol. Argumentó
que en el momento del cuarto creciente, la Luna forma un ángulo recto con la
Tierra y con el Sol. Calculó que el sol distaba de la Tierra veinte veces más
que la Luna. Hoy sabemos que Aristarco erró en su cálculo, pues esta distancia
es en realidad cuatrocientas veces mayor.
Esta
representación heliocéntrica fue en su
tiempo tan severamente censurada, que quedó relegada durante siglos. El modelo
aristotélico prevaleció hasta el Renacimiento, momento en que Giordano Bruno o
el citado Galileo volvieron sobre ella.
Los
sabios hablan solo cuando tienen algo que decir. Los tontos hablan porque
siempre tienen que decir algo. Platón.
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