Theodor Kaluza |
Como
estos dos conceptos, enrollamiento y extrema pequeñez,
son difíciles de comprender, vamos a recurrir a la lúcida explicación que de ambos
nos brinda Lisa Randall, catedrática de
física de la Universidad de Harvard, en su libro divulgativo Universos
ocultos (Ed. Acantilado. Barcelona. 2011), cuya lectura recomendamos
fervientemente. Una dimensión enrollada sobre sí misma, podría compararse a una
vulgar manguera de jardín. Consideremos una fina lámina de goma como un plano
bidimensional. Si se enrolla sobre sí misma, convirtiéndose en un cilindro (la
manguera), alguien que habitara en su interior ocupando la práctica totalidad
de su diámetro interno, podría tener la sensación de vivir en un universo
unidimensional con una longitud infinita. Véase la figura:
Puede
comprenderse otro aspecto más de una dimensión enrollada observando la figura
siguiente, que ilustra la manguera o universo unidimensional, enrollado
siguiendo un círculo. Fijaros en cualquier punto a lo largo de la dimensión
infinita. Obsérvese que en todos y cada uno de los puntos reposa el espacio
compacto entero, o sea, el círculo. La manguera consiste en todos estos
círculos pegados entre sí, como las infinitamente finas rodajas de una
mortadela. Así pues, en un universo bidimensional, cuando una de las dos
dimensiones está enrollada, tendremos un círculo en cada punto a lo largo de la
dimensión espacial infinita:
Yendo
un poco más lejos, supongamos dos dimensiones infinitas en lugar de una, más
otra dimensión adicional rizada en forma de círculo. En este caso, hay un
círculo en todos y en cada uno de los puntos del espacio bidimensional. La
figura inferior lo ilustra a la perfección. Si hubiera tres dimensiones
infinitas visibles, como ocurre en nuestro universo físico real, existirían
dimensiones enrolladas (un círculo compactado entero) en cada punto del espacio
tridimensional. Ya sabéis lo que nos interesa la biología. Pues bien, podríamos
comparar los puntos en el espacio extradimensional con los núcleos de nuestras
células, cada uno de los cuales contiene una secuencia completa de ADN
convenientemente enrollada sobre sí misma:
Por
terminar de ilustrar este punto, supongamos que la dimensión enrollada no forma
un círculo, sino otra figura más compleja, como una rosquilla (toro
en términos geométricos). Tendríamos (véase la figura de más abajo) una
rosquilla en todos y cada uno de los puntos del espacio bi o tridimensional. Si
ambos círculos, el que atraviesa transversalmente el agujero de la rosquilla y
el que rodea a la rosquilla misma, fueran lo suficientemente pequeños, las dos
dimensiones enrolladas adicionales nunca se verían. Con más dimensiones habría
un número enorme de espacios compactos
concebibles. Los espacios compactos
son espacios con dimensiones enrolladas que se distinguen entre sí por el modo
preciso en el que esas dimensiones están enrolladas. Los llamados espacios
de Calabi-Yau, que reciben este nombre de los matemáticos Eugenio Calabi y Sing-Tung Yau, constituyen
una categoría concreta e interesante de espacios
compactos:
Con
independencia de la forma que adopten las dimensiones extras, en cada punto a
lo largo de las dimensiones infinitas habría un pequeño espacio compacto que contendría todas las dimensiones extras
enrolladas. Si los especialistas en teoría de
cuerdas están en lo cierto, en todos y cada uno de los infinitos
puntos de nuestro universo tridimensional, habría una variedad de Calabi-Yau de
un tamaño tan diminuto que resultaría indetectable. Lo que nos lleva al asunto
del tamaño. ¿Cuál sería ese espacio tan extremadamente pequeño? Se ha propuesto
una magnitud que representa la longitud de Planck, aproximadamente 10-33 cm, o lo que es lo mismo, la milésima parte de la
millonésima parte de la billonésima parte de la billonésima parte de un centímetro.
Esta diminuta dimensión enrollada estaría en todas partes. Cada punto del
espacio tendría su propia dimensión enrollada (o conjunto de ellas) con un
tamaño tan minúsculo como 10-33 cm .
¿Cómo
se os ha quedado el cuerpo? El profesor Bigotini tiene ya la vista muy mal, y
no está para ponerse a cazar dimensiones como los coleccionistas de mariposas.
Si alguno de vosotros tiene la suerte de encontrar una, no dudéis en
comunicárselo. Mandar una foto de frente y de perfil, y participaréis en el
sorteo de un viaje a un universo paralelo. Si algún escéptico pregunta ¿para
qué?, el profe me encarga que conteste: “para-lelo”.
El
capitán (en tono de reproche): -soldado, no le ví ayer en las maniobras de
camuflaje.
El
soldado (orgulloso): -¡Muchas gracias, señor!
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