viernes, 3 de enero de 2014

UNIVERSO EN EXPANSIÓN. EL GRAN ESTALLIDO

Estás parado en un semáforo en medio del tráfico, cuando de repente comienzas a oír la sirena de una ambulancia. Sin la menor dificultad descubres de qué dirección proviene el sonido. Si prestas un poco más de atención, de inmediato averiguas también si la ambulancia se acerca o se aleja. Quizá no te has parado nunca a pensarlo, pero el sonido se irá haciendo paulatinamente más agudo si la ambulancia se acerca, y más grave cuando se aleja de ti. Esto es lo que se conoce en física del sonido como efecto Doppler.

El equivalente al efecto Doppler también puede ser aplicado a la luz visible. En 1925 el gran astrónomo y astrofísico Edwin Hubble observó que la luz que emitían las galaxias mostraba un desplazamiento característico hacia el extremo menos energético del espectro, la llamada zona roja, donde las longitudes de onda son mayores. Ocurre que, del mismo modo que los sonidos que se alejan se van haciendo más y más graves, los objetos luminosos que se alejan experimentan un desplazamiento hacia el rojo mayor cuanto más rápidamente se esté alejando el objeto en cuestión.

Hubble comprobó que cuanto más lejos estaban las estrellas y las galaxias, más rápido se alejaban. De esta forma realizó un descubrimiento monumental: el universo se está expandiendo constantemente. Cada galaxia se aleja de todas las demás y lo hace cada vez a mayor velocidad. Si dibujas diminutas manchas de colores en un globo y lo hinchas, verás que todos y cada uno de los puntos dibujados en la superficie del globo se alejan entre sí. Pues bien, el universo se comporta de forma similar. Este descubrimiento se conoce como ley de Hubble: la velocidad a la que las galaxias se alejan de nosotros es directamente proporcional a su distancia de nosotros. Cuanto más lejos están, más rápido se están alejando.

Medir la velocidad de las galaxias resulta relativamente sencillo. La magnitud del desplazamiento hacia el rojo se corresponde con la velocidad de la galaxia. Calcular las distancias ya es otra cosa. Hubble ideó una ecuación bastante simple: v = H0.D, donde v es la velocidad de una determinada galaxia, D es su distancia de nosotros y H0 es una constante, que ahora llamamos constante de Hubble. Él estimó que el valor de esta constante era 500, medida en unidades de kilómetros por segundo por megapársec (un megapársec son 3,26 millones de años luz). La imprecisión de esta constante era de alrededor del 10%. Así por ejemplo, según Hubble, si una galaxia está a una distancia de 5 megapársec, su velocidad relativa respecto a nosotros es de unos 2.500 kilómetros por segundo.


El hallazgo de Hubble es uno de los más sorprendentes e importantes, no sólo de la astronomía, sino en general de la ciencia de todos los tiempos. Podría compararse sin exageración a las acertadas intuiciones de Darwin sobre la evolución de las especies y la selección natural. Y es que Hubble no se limitó a descubrir el universo en expansión. En efecto, conociendo el valor real de la constante de Hubble, puede darse marcha atrás al reloj y calcular el tiempo transcurrido desde el big bang, la gran explosión que dio origen al universo. En las últimas décadas los astrónomos se han esforzado en fijar el verdadero valor de la constante. Hoy en día gracias a las observaciones del fantástico telescopio orbital bautizado con el nombre de Hubble, parece haberse alcanzado un consenso. Se admite que H0 = 70,4 + 1,4 kilómetros por segundo por megapársec. La estimación actual de la edad del universo es de 13.750 + 110 millones de años. Fijaos en que la imprecisión es de un insignificante 2%. Algo increíble.


En cualquier caso, no conviene lanzar las campanas al vuelo. Podemos medir la proporción de materia oscura y de energía oscura del universo, pero ni por asomo sabemos lo que son. Tenemos una idea bastante aproximada de la edad del universo, pero seguimos preguntándonos si tendrá un final y cuándo llegará. Por supuesto, tampoco sabemos si hay vida inteligente fuera de nuestro planeta (en él sabemos por amarga experiencia que no la hay, aunque algunos se crean muy listos). En fin, te equivocarás si te acercas a la ciencia buscando respuestas. La ciencia te proporcionará siempre preguntas, y cuanto más sepas, te darás cuenta de que mucho más es lo que ignoras. Piensa en ello y disfruta las preguntas. Sobre todo las que no tienen respuesta.


“Sigo preguntándome si habrá vida después de la muerte. Y si la hay, ¿le cambiarán a uno un billete de veinte pavos?”  Woody Allen. 



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