sábado, 12 de abril de 2025

POR UN PUÑADO DE DÓLARES. LOS MATERIALES DE LA VIDA

 


Pues sí, Por un puñado de dólares, como el título de la famosa película de Sergio Leone, solo que en este artículo no vamos a tratar de cine, sino de biología. Según un reciente cálculo de la Real Sociedad de Química del Reino Unido, para construir un ser humano harían falta un mínimo de 59 elementos. Seis de ellos –carbono, oxígeno, hidrógeno, nitrógeno, calcio y fósforo-, constituyen más del 99% de lo que somos. Los demás intervienen en una proporción bajísima en nuestra composición: una pizca de molibdeno, vanadio, manganeso, estaño, cobre, hierro…, cantidades insignificantes que se miden en partes por millón o incluso en partes por mil millones. Por ejemplo, sólo son necesarios 20 átomos de cobalto y 30 de cromo por cada 999.999.999,5 átomos de todo lo demás. El principal elemento de que estamos hechos es el oxígeno, que ocupa más del 60% de nuestro volumen corporal total.

Todo ese oxígeno apenas pesa. Si se encontrara sin combinar con ningún otro elemento, flotaríamos en el aire como globos. Ocurre sin embargo, que nuestro oxígeno se combina con el hidrógeno para formar agua, sustancia que supone casi el 70% de nuestro peso. Es uno de esos milagros de la química que nos dejan maravillados cuando nos iniciamos en ella: dos elementos que por sí solos son gases volátiles menos pesados que el aire, combinándose forman agua, un líquido de peso considerable.


Si supiéramos cómo construir un ser humano, todo el oxígeno necesario para fabricarlo nos saldría por unos 10 euros, 8,90 libras según Bill Bryson a quien seguimos en este comentario recogiendo los datos que aporta en su libro El cuerpo humano. Una guía para ocupantes, RBA Libros, Barcelona 2022. El hidrógeno costaría unos 18 euros, el nitrógeno apenas 30 céntimos. El carbono resultaría algo más caro, unos 50 euros, y por aproximadamente 53 podríamos adquirir el calcio, el fósforo y el potasio… En definitiva, saldríamos de una droguería bien surtida habiendo gastado unos pocos cientos de euros, nos llevaríamos los materiales necesarios por un puñado de dólares, tal como decimos en el título.

En el caso de ser unos aprendices de brujo más bien pobretones, pero muy mañosos para fabricar seres humanos, podríamos obtener todos esos materiales completamente gratis con sólo llenar un par de sacos de tierra de cualquier jardín. Todos los elementos necesarios se encuentran en la naturaleza en relativa abundancia, y pueden ser recogidos con una humilde pala de jardinero.


Claro que hecho lo fácil, quedaría por hacer lo más difícil, lo verdaderamente imposible, porque sólo la vida es capaz de engendrar nueva vida. Así es y así ha sido desde el nacimiento de nuestro primer antepasado microscópico, la primera célula viva capaz de reproducirse por sí misma, de la que descendemos en sucesivas generaciones el resto de los seres vivos que habitamos el planeta. Así es, así ha sido, y esperemos que así siga siendo por mucho tiempo.

El milagro de la replicación es obra –ya lo sabéis-, del ADN, esa fantástica cadena de nucleótidos enlazados que albergamos en todos y cada uno de los núcleos de nuestras células, tan intrincadamente plegado que ocupa un espacio infinitesimal, pero que si pudiera desplegarse mediría aproximadamente un metro. Tenemos tantas células que si pudiera empalmarse todo el ADN de nuestro cuerpo desplegado, se obtendría una hebra de más de 15.000 millones de kilómetros de longitud y podría extenderse a una distancia que rebasaría la que nos separa de Plutón.

Parece una cifra abrumadora. Es una cifra abrumadora, pero es completamente real. Como lo es que nuestros alveolos pulmonares extendidos cubrirían la superficie de una pista de tenis, o que la longitud de todos nuestros vasos sanguíneos puestos unos a continuación de otros, darían dos veces y media la vuelta al mundo. Todos estos datos son sin duda extraordinarios, pero lo que resulta todavía más extraordinario es que para formar a un ser vivo a partir de otro, o bien a partir de otros dos, si hablamos de reproducción sexual, no hay nadie al mando. En el ADN están los planos, está escrito el método para fabricar proteínas que son los ladrillos de que estamos construidos. En cuanto el proceso se inicia a partir de que una célula se divide en dos exactamente iguales o a partir de que se unen los ADN de óvulo y espermatozoide, cada componente de la célula responde a las señales químicas de otros componentes. En palabras de Bill Bryson, todos chocan y se empujan entre sí como los autos de choque, pero de algún modo, todo ese movimiento aparentemente aleatorio se traduce en una acción fluida y coordinada, no sólo dentro de la célula, sino en todo el cuerpo, en la medida en que las células se comunican con otras células situadas en diferentes partes de nuestro cosmos personal.



Pertenecemos a una especie afortunada. Somos los únicos seres vivos de este planeta y quién sabe si también del resto del universo, capaces de comprender todas estas cosas, capaces de seguir investigando y aprendiendo. Pertenecemos a la misma especie que Bach, Miguel Ángel, Cervantes o Marie Curie. Pero mucho cuidado con envanecernos, pertenecemos igualmente a la misma especie que Hitler, Atila o Jack el destripador. Nuestro complejo organismo no es mucho más complejo que el de una lombriz de tierra, cuyos componentes por cierto, son exactamente los mismos que los nuestros. Juan Eslava Galán en su Enciclopedia nazi contada para escépticos, Planeta, Barcelona 2021, recoge el testimonio de Hans Horn, un soldado alemán reclutado a la fuerza, que relató los horrores de la guerra de esta manera (absténganse de su lectura los lectores sensibles):

Cuando pasamos la frontera rusa encontramos el primer tren hospital, muchos vagones y lleno hasta los topes. Aquí no hay ningún guerrero entusiasta ni soldados desfilando. Ha desaparecido todo el barniz. Anémicos, caras magras que nos miran fijamente. Puedes leer mucho y muchas cosas en sus ojos hundidos. Muchos son irreconocibles, envueltos en vendajes de gasa o enyesados hasta el cuello. Apesta a yodo y orines […]. Habían colocado a un herido a mi lado. Sentí el fuerte gemido del hombre, pero enseguida me quedé profundamente dormido. Los piojos seguían activos, pero sin perturbar el sueño. En un acto reflejo me rasqué el pecho y bajé la mano hasta la entrepierna, donde encontré algo que parecía una salchicha. Al despertar a la mañana siguiente vi que no se trataba de mi miembro. Había unas serpientes viscosas como salchichas. De golpe comprendí lo que era: las tripas del vecino. Con espanto miré los varios metros de intestinos rosados que tenía encima, algunos incluso enredados entre las piernas. Los intestinos, a los que se pegaban briznas de paja, estaban llenos de piojos. Al vecino le habían cosido la barriga, pero en el transcurso de la noche se había rascado la costura y todo se había salido. Los dos comenzamos a gritar. Es decir, el pobre estaba tan desfallecido que apenas le salía un gemido de la garganta. Inmediatamente lo llevaron a la mesa de operaciones. No lo volví a ver.

He aquí pues, lo que podemos ser, lo que somos. La cumbre del reino animal y al mismo tiempo su mayor vergüenza.

No puede un hombre sentirse a gusto sin su propia aprobación. Mark Twain.

martes, 8 de abril de 2025

GLADYS PARKER, LA COSTURERA DE LA HISTORIETA

 


Gladys Parker, que aparece aquí al lado enfrentada a su propia caricatura, nació en Tonawanda, Nueva York, en 1908. Desde muy jovencita comenzó a dibujarse a sí misma y a vender sus dibujos a diferentes revistas relacionadas con el mundo de la moda y la costura. Alternó durante algún tiempo el diseño de moda con las tiras cómicas, y a partir de 1928 se hizo cargo de la publicidad del célebre jabón Lux. En 1939 apareció la primera historieta de Mopsy, el personaje que la haría famosa, y al que dedicó su trabajo durante décadas. A sugerencia del también dibujante Rube Goldberg, Mopsy fue realmente una caricatura de la propia artista, que se inspiró para los guiones de sus historietas en sucesos y anécdotas de su propia vida un tanto bohemia. Parker alternaba las tiras de su heroína con recortables de moda que atrajeron a muchas jóvenes de la época al mundo del cómic.


Durante la Segunda Guerra Mundial, Gladys Parker actuó como enfermera y como obrera en una fábrica de municiones. Siguió dibujando a su Mopsy, y creó otros personajes femeninos utilizando modelos profesionales como hacían muchos de sus compañeros dibujantes de entonces, con el objetivo de lo que con un eufemismo llamaban elevar la moral de la tropa.

Mopsy llegó a publicarse en trescientos periódicos durante la década de los cuarenta, y en los cincuenta se publicaron varios álbumes con recopilaciones de sus historietas. También aparecieron en las páginas de las revistas románticas editadas para chicas que durante los cincuenta adquirieron su mayor auge en América. Al mismo tiempo, Gladys Parker diseñó ropa para muchas de las estrellas del Hollywood de su tiempo. La artista se retiró en 1965, dejando de dibujar a su Mopsy. Falleció en 1966 con sólo 58 años, víctima de un cáncer de pulmón. Aquí tenéis una selección de sus páginas y dibujos.



















domingo, 6 de abril de 2025

PAUL NEWMAN, EL GALÁN COMPROMETIDO


 



Agraciado con un físico espectacular, Paul Newman, actor de método formado en el Actor’s Studio, comenzó primero sobre las tablas de los escenarios de Broadway, y poco después en el cine de los últimos cincuenta y primeros sesenta, haciendo siempre papeles de joven galán en aquellos melodramas tan de moda en la época. Adquirida la fama y conseguido el reconocimiento de crítica y público, Newman, haciendo honor a su apellido, el hombre nuevo, se propuso metas más ambiciosas desde el punto de vista artístico y dramático. El final de la prodigiosa década de los sesenta y el principio de la de los setenta, fueron tiempos de cambio y renovación también en el cine. Paul Newman no fue ajeno a esa tendencia, y sin dejar de lado la taquilla, único medio de sobrevivir en la industria, se embarcó en proyectos de contenido crítico con el sistema. Una rebeldía que le granjeó amigos y enemigos, y le convirtió en el imaginario colectivo de millones de espectadores, en el perfecto y mayor rebelde de Hollywood. Muchos de sus personajes nos enseñaron a los muchachos de entonces que la rebeldía y la lucha por la libertad no salían gratis. Probablemente muy pocos actores protagonistas han recibido en las pantallas tantos golpes y tantas palizas como aquel irrepetible Paul Newman buscavidas, encarcelado, tiroteado o compartiendo un destino. Su paso por las pantallas constituyó casi un documental sobre las injusticias de esa América profunda de caciques abusones y policías violentos que dibujaron los guiones como acuarelas en un lienzo de sueños y celuloide. Dirigió él mismo algunas películas y produjo otras tantas, pero no olvidó nunca lo comercial que le permitió hacer caja. Newman, el hombre nuevo, el hombre distinto, fue diferente hasta en su vida privada. Su matrimonio con Joanne Woodward causó asombro en la farándula y el papel cuché por sus inusitadas duración y normalidad. Para recordar al actor, os ofrecemos la versión en español de Distrito apache, filme de 1981 dirigido por Daniel Petrie que mostraba la cara más oscura del Bronx neoyorquino, una auténtica jungla de asfalto, que sirvió de inspiración a un sinfín de series televisivas de policías en barrios conflictivos.

Paul Newman. Distrito Apache

https://www.youtube.com/watch?v=oLr4fE2Qjsg

Próxima entrega: Robert Redford


miércoles, 2 de abril de 2025

EL SIGLO XV ARAGONÉS. LOS TRASTÁMARAS

 


El problema sucesorio que se planteó en la Corona de Aragón a partir de 1410, comenzó a dirimirse en la Concordia de Alcañiz, y se zanjó definitivamente con el Compromiso de Caspe de 1412. Aspiraban al trono el infante Fernando de Castilla, Jaime, el conde de Urgell, y Luis de Anjou, el duque de Calabria. En Caspe se reunieron nueve compromisarios, tres por cada uno de los territorios: los reinos de Aragón y Valencia, y el principado de Cataluña. Los compromisarios, entre los que se hallaba el famoso dominico valenciano Vicente Ferrer, eligieron al infante Fernando, que accedió al trono como Fernando I, e inauguró así la dinastía de los Trastámaras en Aragón. La solución de Caspe, que ha suscitado siempre grandes debates historiográficos, fue según opinión de Jaime Vicens Vives, históricamente justa en tanto que designó al candidato más universalmente aceptado por las diversas estructuras de los países de la Corona de Aragón.


No obstante, la rebeldía del conde de Urgell, dividió a los catalanes, poniéndose una parte de ellos al lado del de Urgell, y contra la autoridad real. Según algún historiador reciente, ese pudo ser el momento histórico en que comenzó el denominado problema catalán. Fernando I derrotó al conde en Balaguer, y lo desterró a la localidad castellana de Urueña. Salió robustecida en la disputa la Diputación del General, que apoyó al Trastámara, pero algunos estamentos catalanes prolongaron su descontento. Durante el reinado de Juan II de Aragón, que en 1426 sucedió a su padre Fernando I, se produjo un levantamiento armado, la llamada guerra civil de Cataluña, alentada por una facción importante de la nobleza catalana y el patriciado urbano barcelonés, que ofreció el principado de Cataluña primero al príncipe de Viana, hijo de Juan II de Aragón, y más tarde al rey castellano Enrique IV el Impotente, que no lo aceptó. El conflicto armado se prolongó hasta 1461 con la capitulación de Villafranca del Penedés. Venció Juan II pero aceptando un acuerdo que según Josep María Salrach recogía todas las reivindicaciones políticas de la oligarquía catalana desde los tiempos de Pedro el Ceremonioso. En 1462 y los años siguientes se alzaron los payeses de remensa y los sectores populares de las ciudades en favor del rey aragonés y contra los intereses de la oligarquía. Intervino también Francia en favor de Aragón, y en definitiva, el conflicto armado se prolongó hasta tiempos de Fernando el Católico.



Como consecuencia directa de los desórdenes y luchas internas, se produjo un importante declive de Barcelona y Cataluña en general. En el plano demográfico se vivió un notable incremento de la población en Aragón, Mallorca, y sobre todo en Valencia, cuya capital y puerto superaron ampliamente a Barcelona en tráfico marítimo y en el terreno económico durante el siglo XV. Entre 1378 y 1479, Cataluña perdió una cuarta parte de su población. Barcelona, que había contado con 50.000 habitantes a mediados del siglo XIV, apenas tenía 20.000 mediado el XV. Valencia experimentó un crecimiento proporcional hasta los 40.000 habitantes, y Zaragoza alcanzó los 30.000. La economía valenciana fue al alza impulsada por sectores como el textil, la cerámica, los curtidos de pieles, los tintes o la fabricación de muebles.


Según el investigador italiano Mario del Treppo, entre los años 1455 y 1470 no arribó al puerto de Barcelona ningún barco genovés de los que se dirigían a Flandes, y en el periodo comprendido entre 1465 y 1469, no salió del puerto barcelonés ningún navío con dirección a Levante. En 1468 la Taula de Canvi, que se había constituido en Barcelona a principios de siglo, hizo suspensión de pagos. En resumen, el panorama que presentó Barcelona durante el reinado de Juan II, fue agónico, en contraste con el auge de Valencia en el mismo periodo. Valencia tomó el testigo de Cataluña en el floreciente comercio mediterráneo. En el reino de Aragón se produjo también la expansión del comercio, exportando lana y trigo a Cataluña y Francia, aceite a Navarra, y azafrán a la Europa cristiana. Mallorca mantenía su vitalidad con la exportación de tejidos al norte de África.

Primero conoce los hechos y luego distorsiónalos cuanto quieras. Mark Twain.