martes, 8 de octubre de 2024

HISTORIAS DE CHICOS. EL TEBEO ESPAÑOL DE AVENTURAS

 


Durante la larga (casi interminable) posguerra española, los chicos íbamos por un lado y las chicas por otro. Se segregaba en la escuela y hasta en la iglesia. Naturalmente, los cómics, los tebeos, no podían ser una excepción a esa regla y no lo fueron. Para las niñas había cuentos de hadas y de princesas con muchos volantes y perifollos, y claro, para los chicos, aventuras, guerras y epopeyas a base de puñetazos y a tiro limpio. A diferencia de los tebeos cómicos tipo Pulgarcito, que editó Bruguera, y que se presentaban en el clásico cuaderno vertical, los de aventuras eran apaisados y nos trasladaban a los chicos de entonces al oeste americano, a la edad media o a mundos de fantasía en planetas lejanos. Evasiones y sueños infantiles por el módico precio de una peseta, de dos, ya en la última etapa.





Y claro, como en todo, entre los tebeos de aventuras, los había muy buenos, o al menos, muy populares, y otros que no lo eran tanto. Quienes peinen canas recordarán a artistas como Manuel Gago (El guerrero del antifaz), Bayo (Diego Valor), Jesús Blasco (Cuto), Boixcar (Hazañas bélicas), Vañó (Roberto Alcázar y Pedrín), Luis Bermejo (Apache), Emilio Freixas (Capitán Misterio), Darnís (El Jabato), Eugenio Giner (Inspector Dan) o Ambrós (El capitán Trueno). Todos ellos merecen, y tendrán, un recuerdo especial en esta heterodoxa Historia de la Historieta nuestra.

Hoy sin embargo, queremos acercaos a otros autores y artistas más desconocidos y olvidados, los que se encargaron de la que podría llamarse serie B de los tebeos de aventuras españoles. Muchos se publicaron en Valencia o en Zaragoza, al margen de las principales editoriales que dominaban el mercado español de la viñeta y el bocadillo. Hay firmas como las de Matías Alonso, Ripoll, Roldán, Escandell, Luis Coch, José González, Iranzo, Beaumont, Guerrero, Ribera, Martínez…, y otros muchos autores anónimos a quienes ni siquiera se permitió firmar sus trabajos. Aquí abajo os dejamos un mosaico de páginas y portadas. Es posible que los más viejos lleguéis a recordar con nostalgia alguna de ellas.
















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