jueves, 15 de junio de 2023

FLAVIO JOSEFO: LA CONVERSIÓN DE UN JUDÍO

 


Su nombre de origen fue Yosef ben Matiyahu, es decir, José, hijo de Matías. Nació en Jerusalén el año 37. Su padre, Matías, fue un importante sacerdote judío del Segundo Templo. Su madre, una princesa de la dinastía real asmodea. Durante la Primera Guerra de los Judíos contra las legiones que mandaba Vespasiano, el joven Yosef o Iosefos en griego (Josefo), fue nombrado por los judíos sublevados gobernador militar de Galilea. Josefo conocía bien a los romanos, a sus legiones y su forma de batallar, porque poco antes, al iniciarse el reinado de Nerón, había viajado a Roma como encargado de negociar el rescate de doce sacerdotes judíos apresados. Como general galileo resultó un verdadero dolor de cabeza para el ejército romano, pues contando con el apoyo del Sanedrín de Jerusalén, fortificó las ciudades de Beerseba, Selamin, Yafa y Tiberiades. Consiguió en la contienda diversas victorias parciales hasta ser definitivamente derrotado por Vespasiano en el año decimotercero del reinado de Nerón en la aldea de Garis. Fue uno de los escasos supervivientes del suicidio colectivo en que se inmolaron sus compatriotas previamente juramentados.

Fue en ese trance donde confesó haber tenido una revelación divina en la que se le anunciaba que Vespasiano llegaría a ser emperador. Su profecía se cumplió, y Vespasiano, en atención a sus dotes de profeta, le liberó de su cautiverio adoptándole a continuación como consejero y tratándole en lo sucesivo casi como a un hijo. Comenzó así la completa conversión de Yosef, que desde entonces tomó el nombre de Tito Flavio Josefo o más abreviadamente, Flavio Josefo, como se le conoce. Josefo dominaba el hebreo, su lengua materna, además del griego, auténtica lengua franca de Oriente y muy especialmente de Judea que en su tiempo se hallaba notablemente helenizada. Con su conversión y romanización adquirió también el latín, de manera que aquel estudio trilingüe, como se llamaría siglos más tarde, le abrió las puertas de la mejor sociedad romana, le colocó entre los más reputados intelectuales de su época, y le granjeó el aprecio y la confianza de Tito, el hijo y sucesor de Vespasiano, que tuvo siempre a Josefo por un hermano.



Con aquel hermano judío marchó Tito a Palestina para librar en nombre de Roma la Segunda Guerra de los Judíos, en la que se halló Flavio Josefo reconvertido ya en un perfecto romano. Desde su posición privilegiada asistió personalmente a todos los acontecimientos bélicos de la campaña, incluido el célebre asedio de Masada. Lo reflejó todo en su obra La Guerra de los Judíos, que a pesar de ser abiertamente parcial y favorable a los romanos, está llena de interesantes detalles históricos, y que junto a sus otras obras: Antigüedades de los judíos, Contra los griegos y una breve Autobiografía, convierten a Flavio Josefo en la principal fuente histórica sobre su nación de origen, a la par de la misma Biblia, los Evangelios (canónicos y apócrifos) y más modernamente, los Manuscritos del Mar Muerto. También su crónica resulta útil para conocer detalles acerca de los primeros emperadores romanos, especialmente los miembros de la dinastía Claudia.

Los historiadores grecolatinos le tienen por autoridad incontestable, mientras que los judíos le tachan de hipócrita y mendaz. En lo personal, y a pesar de su entusiasta romanización, Flavio Josefo vivió como un judío creyente, guardando siempre las fiestas del calendario hebreo y los preceptos de su religión. Tuvo cuatro esposas, todas judías, y se preciaba de no haber tenido nunca trato carnal con una mujer gentil. Todo apunta a que falleció en Roma en el año 100. De nuestra biblioteca Bigotini extraemos hoy una versión digital de su Guerra de los Judíos, su obra principal y más consultada. Hacedlo también vosotros si así os parece, con un simple clic en este enlace:

https://www.dropbox.com/home/Profesor%20Bigotini?preview=flavio-josefo-las-guerras-de-lo.pdf

Los judíos se alegraban, dando grita con muy grande crueldad, y no quedara un romano vivo si no llegara en su auxilio la oscuridad de la noche. Flavio Josefo. Las Guerras de los Judíos.


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