Nacido
en Crawfordsville, Indiana, en 1903, Bill Holman
comenzó a dibujar a los 12 años, mientras alternaba la escuela con el trabajo
en una tienda local. Abandonó los estudios a los 15 y se trasladó a Chicago
donde asistió a la Academia de Bellas Artes. Su primer trabajo como ilustrador
lo obtuvo en el Chicago Tribune en 1920. Dibujó a partir de entonces para
diferentes agencias y publicaciones. Muy pronto se aburrió del dibujo
académico, decantándose por las tiras cómicas. Holman creó un humor muy
peculiar, divertido y alocado. Su estilo podría calificarse de gamberro como él
mismo reconocía siempre. La serie que le hizo popular fue Smokey
Stover, que protagonizaba un bombero voluntario, sujeto
desquiciado a bordo de camiones antiincendios que se estrellaban, o trepando
por escaleras que se rompían. Como tira adicional lanzó la del gato Spooky, un astuto felino con la cola
eternamente lesionada.
La
obra de Bill Holman no llegó a traspasar fronteras, quizá por el lenguaje que
solía emplear, con un exceso de localismos y juegos de palabras a veces
difíciles de interpretar y desde luego imposibles de traducir.
La
locura de sus dibujos tuvo reflejo en su propia vida personal a la que queda
pequeño el calificativo de excéntrica. Llevaba siempre encima un cuaderno del
que jamás se separaba, y en el que dibujaba continuamente. Su esposa, Dolores,
vivía en su mismo edificio pero en un apartamento diferente, pues su marido era
hombre con el que resultaba muy difícil convivir. El artista adoptó la
costumbre o la manía de contratar regularmente a modelos profesionales, a pesar
de que había abandonado hacía años el dibujo realista. Cuando comenzaron a
celebrarse en América salones del cómic, Holman acudía a ellos con sus modelos
y realizaba a la vista del público auténticas performances, tocado siempre con
un casco de bombero que ocultaba su calvicie, y fumando cigarros malolientes.
Tras su fallecimiento, en 1987, Dolores, su viuda, se hizo rica vendiendo a los
fans de toda América miles de dibujos originales inéditos, fruto de la febril
actividad del difunto. Recordamos hoy a Bill Holman y os dejamos aquí abajo una
selección de sus páginas.
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