Aunque
no se trata propiamente de un autor de cómics, Albert
Hirschfeld, merece figurar en cualquier antología de la
ilustración cómica por ser con toda probabilidad el más inspirado caricaturista
de la historia. Nacido en St. Louis, Missouri, en 1903, se trasladó a Nueva
York con su familia siendo muy niño, y residió en la gran manzana durante la
mayor parte de su vida, por lo que a todos los efectos, cabe considerarle
neoyorquino. Se formó como dibujante en la Art Studens League, y muy joven, con
sólo 17 años, inició su carrera artística dibujando para diferentes revistas y
publicaciones, al principio locales, y más tarde nacionales e internacionales.
Al
Hirschfeld se especializó en el mundo del espectáculo, dibujando caricaturas de
las estrellas de Broadway y del Hollywood de los años dorados, tanto en blanco
y negro como a todo color. Su particular estilo de elegantes curvas creó
escuela hasta el punto de ser imitado hasta la saciedad por muchos otros
dibujantes. Los que trabajaban para la compañía Disney le rindieron homenaje a
través del personaje del Genio en el largometraje Alladdin, y en uno de los episodios de la producción Fantasía 2000.
En
lo personal era un tipo singular. Se dejó crecer una larga barba en un tiempo
en el que resultaba bastante excéntrico. Él siempre lo justificó aduciendo que
de joven vivió en un piso sin agua caliente donde el afeitado en invierno
resultaba un martirio. También adquirió el hábito de dibujar con una pluma de
cuervo afilada que mojaba en las tintas. En 1943 se casó con su segunda esposa,
la actriz de Broadway Dolly Haas, con la que tuvo a Nina, su única hija.
Precisamente
su amor paterno le inspiró una especie de juego que en principio estaba
destinado a sus amigos más cercanos, pero que con el tiempo llegó a atrapar a
miles de lectores de las revistas para las que dibujaba. Hirschfeld ocultaba el
nombre de su hija, “Nina” en sus ilustraciones. Unas veces escrito entre los
pliegues de las ropas, otras en los cabellos de los personajes retratados o en
algún elemento de los fondos. El número de veces en que aparecía escrito
“Nina”, lo indicaba detrás de su firma, por ejemplo, “HIRSCHFELD 5”, y el juego
consistía en encontrar en el dibujo las cinco “Ninas” anunciadas. La afición de
los lectores al juego llegó hasta extremos insospechados. El artista contaba
que una vez sorprendió a una muchacha joven mirando uno de sus carteles durante
un tiempo interminable. Como se acercó a preguntarle, la joven le dijo que
buscaba a las 39 “Ninas” anunciadas tras la firma. Hirschfeld rompió a reír,
porque se trataba de un cartel antiguo, dibujado antes de nacer su hija, y el
número 39 que aparecía tras su firma correspondía en ese caso al año 1939. Pero
lo más asombroso de la anécdota es que la chica le aseguró que ya llevaba
encontradas cuatro “Ninas”.
Al
Hirschfeld falleció en 2003 a los cien años de edad. Como homenaje a su trabajo
os dejamos un puñado de sus caricaturas. Disfrutadlas.
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