La
tensión superficial es una propiedad
física del agua que permite la cohesión de sus moléculas gracias al potente
enlace de puente de hidrógeno con que se unen sus átomos. Aunque el del agua es
un caso especialmente ejemplar, la mayor parte de los líquidos poseen tensión
superficial en alguna medida. En general se mide mediante el coeficiente s,
definido como el cociente entre la fuerza
superficial y la superficie (longitud) a lo largo de la cual actúa: s=F/l.
Además
de la mayor resistencia de la superficie del agua, la tensión superficial es
también la responsable de la formación de gotas esféricas y de burbujas. El
fenómeno casi mágico de las pompas de jabón, se debe en buena medida a la
tensión superficial.
La
propiedad les es muy útil a ciertos insectos, varios géneros de escarabajos de
agua, que la aprovechan para caminar literalmente sobre la superficie de ríos,
estanques y remansos. Algunas de estas especies son capaces de dar esquinazo a
sus depredadores mediante la expulsión por el ano de ciertas sustancias que
segregan. No se trata de venenos sino de sustancias que disminuyen la tensión
superficial del agua, haciendo que sus perseguidores se hundan, a la vez que
utilizan la propulsión del líquido que segregan para impulsarse lejos del
atacante.
La
superficie elástica y resistente de agua se llama menisco,
y en espacios muy estrechos como son los tubos capilares, tiene la propiedad de
curvarse, haciendo que el agua ascienda por esos capilares. Esta es la base de
la hidratación de las plantas, que absorben el agua desde las raíces hasta
muchas veces grandes alturas a través de los vasos capilares.
En
medicina la tensión superficial ha tenido y tiene también aplicaciones. Hasta
hace no demasiado tiempo, una prueba de laboratorio para detectar trazas de
bilis en orina, consistía en comprobar si el polvo de azufre flotaba o se
hundía en la orina. El segundo supuesto era indicativo de que la orina contenía
bilis, porque la presencia de bilis hace que disminuya notablemente la tensión
superficial.
Por
otra parte, si la mayor parte de los preparados antisépticos contienen alcohol
en mayor o menor medida, es porque el alcohol posee una tensión superficial muy
pequeña, lo que ayuda a que no se produzcan gotas o burbujas que bloqueen la
entrada del antiséptico a través de las grietas de la piel.
Cuando nuestro profe Bigotini se receta cada noche su digestivo chupito de bourbon, no lo hace por mero epicureísmo. Él sabe que la mínima tensión superficial del alcohol no impedirá que el bourbon se difunda por la sangre y alcance los vasos cerebrales provocando ese agradable bienestar que precede al plácido y reparador sueño.
A medida que uno va ganando títulos se hamburguesa. Carlos Tévez, futbolista. Junio de 2017.
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