Este
judío vienés reconvertido en americano por los avatares bélicos de la vieja
Europa, fue uno de los talentos más eminentes de la cinematografía mundial.
Íntimo amigo de su paisano Billy Wilder, Fred Zinnemann
renunció al cetro de la comedia en favor de Wilder, para centrarse en el drama,
género para el que siempre estuvo especialmente dotado.
Con
Solo
ante el peligro, falso western y película de culto ya desde su estreno,
se ganó fama de rojo. El hecho de elegir para el papel protagonista a Cooper
que poco antes había encarnado a un brigadista en Por quién doblan las campanas, y el mismo guión, una pieza
literaria de primera en la que algunos quisieron ver una metáfora de la caza de
brujas con la que el maccarthismo aterrorizó a Hollywood, le situó en el punto
de mira de la cruzada anticomunista que como un tsunami anegó la industria
aquellos años.
Justo
después, en De aquí a la eternidad, alegato antimilitarista ya sin ningún
disimulo, Zinnemann no hizo sino incrementar aun más las sospechas. Se ganó
tantos enemigos que las grandes productoras comenzaron a cerrarle una a una, la
puerta en las narices. Pero para entonces era ya demasiado tarde, Fred
Zinnemann, el malhumorado judío vienés, había dejado para siempre en la
Historia del Cine la huella imperecedera de su descomunal genio.
Os
dejamos el enlace (clic en la foto)
con un videomontaje que repasa las mejores películas de este gran cineasta. Que
lo disfrutéis.
Próxima
entrega: Jean Simmons
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