Este
escocés nacido en Burdeos en 1728 fue uno de los más brillantes
pioneros en el campo de la termodinámica. Joseph
Black nació en Francia de padre irlandés y madre
escocesa, que en aquellos años comerciaban con vinos en el
continente. Para encontrar este dato he consultado una biografía,
que tendré la caridad de no citar, pero no me resisto a transcribir
literalmente la siguiente frase: Joseph Black nació en Burdeos
porque su madre residía allí. Ya veis que la lógica no
puede ser más aplastante.
Estudió
en Belfast hasta los dieciocho años, y más tarde marchó a Glasgow
a estudiar medicina. Desde muy joven se distinguió por una profunda
curiosidad científica. Con poco más de veinte años desarrolló y
perfeccionó la balanza analítica, un instrumento
mucho más preciso que cuantos existían en su tiempo, y que sería
inmediatamente adoptado en todos los laboratorios químicos. También
se atribuye a Black el descubrimiento del dióxido de carbono
o CO2, al que llamó aire fijo.
En
1754 realizó un experimento colocando un ratón vivo en el interior
de una campana con una vela encendida. Cuando la combustión agotó
el aire del recipiente y la vela se apagó, el ratón murió, por lo
que el joven Joseph concluyó que se trataba de un gas irrespirable.
¡Honra y prez a los innumerables ratoncillos sacrificados en aras
del progreso científico! Siguiendo esa misma línea de
investigación, Black advirtió que los carbonatos viraban a
alcalinos cuando perdían el CO2, o aire fijo,
mientras que se recobraban al añadirles otra vez CO2. Fue
además el primero en aislar este gas en estado puro. La contribución
que con ello se hizo al progreso de la química fue inmensa, pues
demostró que el aire no constituía un elemento simple, sino que se
trataba de un compuesto de diferentes sustancias. A partir de
entonces nuestro hombre adquirió un gran prestigio, hasta el punto
de que antes de cumplir treinta años fue nombrado Regius
Professor of the Practice of Medicine por la Universidad de
Glasgow, su alma mater, lo que constituyó un gran honor.
En
la década posterior (hacia 1761) observó que al aplicar calor al
hielo, no pasaba inmediatamente al estado líquido, sino que absorbía
cierta cantidad de calor sin aumentar su temperatura. Otro tanto
ocurría con el agua, que no se evapora de forma inmediata al recibir
calor. Dedujo que el calor aplicado se combina con las partículas de
hielo o de agua, convirtiéndose en calor latente, un
concepto clave en el desarrollo de la termodinámica,
como lo es el de calor específico o propio de cada
sustancia, otro de los cruciales hallazgos de Josep Black.
Junto
a James Hutton y Adam Smith, fue miembro fundador del Oyster Club,
que aglutinó a lo más selecto de lo que entonces se llamó la
Ilustración escocesa. También asistió regularmente a
las sesiones de la célebre Lunar Society, cuyos miembros
solían referirse a sí mismos como lunáticos, porque se
reunían en las noches de luna llena. El lector moderno puede tener
la tentación de considerar esta costumbre un tanto esotérica o
cuando menos excéntrica. Nada más erróneo. Se trataba
sencillamente de una medida práctica impuesta por la inexistencia de
alumbrado público. A la luz de la luna resultaba más fácil
encontrar el camino de regreso a casa, así de simple.
El
profe Bigotini os aconseja tener siempre presentes cosas tan
elementales como que la luna alumbra la noche o como que para nacer
en determinado lugar es conveniente que esté allí la madre de uno.
El
día que yo nací, mi madre no estaba en casa. Miguel Gila.
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