martes, 22 de agosto de 2017

CHARLOTTE BRONTË ENTRE EL ROMANTICISMO Y EL FEMINISMO


Charlotte Brontë nació en 1816 en una pequeña localidad del Yorkshire. Su madre murió cuando Charlotte apenas tenía seis años. Su padre, Patrick Brontë, era un clérigo de origen irlandés. Tuvo un hermano y cuatro hermanas, dos de ellas, Emily y Anne, también fueron escritoras.
Cuatro de las cinco hermanas, entre ellas Charlotte, fueron enviadas a un sórdido internado donde, sometidas a las más duras condiciones imaginables, contrajeron la tuberculosis, enfermedad que por entonces constituía una verdadera pandemia en toda Europa, y que a la postre iba a causar la muerte de todas. Charlotte y Emily ingresaron más tarde en otro internado en Bruselas, allí Charlotte se enamoró perdidamente de su tutor, un hombre casado al que no se atrevió a confesar sus sentimientos en persona. Lo hizo ya de vuelta en Inglaterra, en unas apasionadas cartas de amor, que el destinatario rompió, pero que fueron recuperadas después por su esposa y dadas a conocer cuando Charlotte era una escritora de éxito.

El éxito literario fue en su caso inmediato, llegó tras la publicación de su primera novela, Jane Eyre, en 1847. En ese mismo año, Emily publicó Cumbres borrascosas (otra novela de fama universal) y Anne, Agnes Grey.
Tras rechazar al menos otras tres proposiciones de matrimonio, Charlotte se casó en 1854. Apenas pudo disfrutar de su nuevo estado, pues unos meses después, en 1855, falleció de tuberculosis hallándose embarazada del hijo que nunca llegó a tener. Una vida tan tormentosa y desgraciada como la de algunas de las protagonistas de sus novelas.
Charlotte Brontë ocupa, con el permiso de Stevenson en prosa o de Byron en poesía, la cumbre del romanticismo literario en lengua inglesa. Jane Eyre, su primera y mejor obra, ejemplifica y atesora las esencias del género. La novela sin duda está cargada con abundante munición autobiográfica. Su protagonista, igual que la escritora, sufre la dureza del internado en el siniestro colegio Lowood, sufre también la tortura de un amor por un hombre maduro y de mayor posición económica, que debe mantener en secreto, detalle muy probablemente inspirado en el que sintió por su maestro belga. La primera edición se publicó bajo el seudónimo de Currer Bell, y recibió críticas favorables desde el primer momento. Particularmente importantes fueron los elogios del prestigioso William Thackeray.

No pocos han considerado a Jane Eyre una novela feminista o al menos precursora del feminismo. En Bigotini nos abonamos a esta tesis de forma entusiasta. En efecto, salvadas las distancias de la época, la obra respira por todos sus poros la angustia que la falta de independencia económica y jurídica produce en la mujer por el mero hecho de serlo. Esta y otras reflexiones morales que se suceden a lo largo de la narración, sitúan al lector en el registro de un protofeminismo que no por ser más remoto resulta menos intenso. Están a la vez, el tesón, la lucha y el sublime valor de Jane, que ni aun abrumada por el peso de su condición femenina, retrocede un ápice en su fe y en el orgullo de ser mujer. Biblioteca Bigotini os ofrece el enlace (clic en la portada) para acceder a una magnífica versión digital en español de esta gran novela. Espero que la disfrutéis tanto como yo.

Desearía que no pensará en mí como una mujer. Desearía que todos los críticos creyeran que Currer Bell es un hombre, serían más justos con él. Charlotte Brontë.



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