Nacido
en la ciudad francesa de Tours, a orillas del Loira, en 1799, Honoré
de Balzac, fue el segundo hijo de Bernard François
Balssa, hombre de baja extracción que medró durante la etapa
revolucionaria, logró hacer una fortuna considerable y cambió su
apellido original por el más aristocrático de Balzac. La infancia
de Honoré transcurrió lejos de la casa familiar, en internados
donde fue tratado con dureza por sus maestros y tutores. Su madre,
Anne Charlotte Sallambier, que procedía de una antigua familia
burguesa, nunca mostró demasiado afecto por él. Tal vez por esta
causa sus biógrafos han querido encontrar explicación a la
predilección que tuvo Balzac por las mujeres mayores, en las que
acaso esperaba hallar la calidez que le fue negada por su propia
madre. En 1816 comenzó sus estudios universitarios en la Sorbona,
donde perdió el interés por el Derecho, profesión a la que en
principio estaba destinado, en favor de las letras.
En
1819 se instaló en París, decidido a convertirse en escritor de
éxito. Un año después compuso Cromwell, una obra en
verso cuya mediocridad le valió el rechazo de los pocos que
accedieron a leerla. Desistiendo de la poesía, Balzac se entregó
por entero a la prosa, y en aquellos primeros años veinte, junto a
otro escritor condiscípulo suyo, inició un negocio consistente en
escribir folletines bajo varios seudónimos, o con la firma de
autores consagrados. Fue lo que ahora llamaríamos hacer de negro.
A esta época corresponden al menos nueve novelas de su pluma y acaso
otras tantas que Honoré nunca quiso reconocer como suyas. Esta
actividad, aunque no fue gloriosa, resultó muy lucrativa, y con el
dinero que ganó, Honoré inició varios negocios editoriales y de
imprenta, que resultaron sin excepción completos fracasos. Adquirió
entonces el hábito de saldar sus deudas endeudándose aun más, una
dinámica que le acompañó ya durante el resto de su existencia. En
más de una ocasión le sacó de apuros su propia madre, y otras
veces hubo de recurrir a Mme. de Berry, señora quince años mayor
que él, con la que tuvo relaciones, o a Olympe Pélissier, que fue
su pareja durante algún tiempo.
El
éxito literario de Balzac llegó con la publicación de su novela
Los Chuanes, basada en una obra de carácter histórico
de sir Walter Scott. A partir de ahí, encontró su estilo literario
definitivo, yendo de éxito en éxito con las sucesivas publicaciones
de La piel de zapa (1831), Eugénie Grandet
(1833), y Papá Goriot (1835). Estas dos últimas
inauguraron el gran proyecto literario de Balzac, una serie de
grandes novelas que retratan fielmente la sociedad francesa de su
tiempo, y que tituló de forma genérica La
Comedia Humana, en contraposición a la gran obra de
Dante (La Divina Comedia). El éxito de estas novelas fue
fabuloso, llegándose a vender decenas de miles de ejemplares, y
traducíendose a otros idiomas por escritores de prestigio en sus
respectivos países como Dostoyevski o Galdós. Balzac fue un
escritor infatigable, capaz de escribir durante quince horas seguidas
a la luz de candiles y consumiendo ingentes cantidades de café.
Otros títulos exitosos fueron La muchacha de los ojos de oro
(1835), La duquesa de Langeais (1836), La misa
del ateo (1836), Las ilusiones perdidas (1837),
Ursule Mirouët (1842), o La prima Bette
(1846).
El
gran amor de Balzac fue la condesa polaca Ewelina Hanska, también
mayor que él, que se dio a conocer al escritor mediante una serie de
cartas anónimas que le dirigió con la firma de L'Etrangére.
Tras infinitas peripecias, lograron conocerse personalmente, y lo que
para la condesa no había sido más que un capricho pasajero, para
Balzac se convirtió en un amor apasionado. Tras el fallecimiento del
marido, y después de un sinfín de obstáculos sociales y legales,
Ewelina consintió por fin en el matrimonio, quizá porque presagiaba
cercana la muerte del escritor, que efectivamente se produjo en 1850,
pocos meses después de la boda. Balzac vivió 51 fecundos años, en
los que desarrolló hasta extremos insospechados su pasión por la
vida y por la literatura.
Biblioteca
Bigotini pone al alcance de un clic (hacedlo
sobre la cubierta) a sus fieles lectores, una formidable
versión castellana de Eugenia Grandet,
una de las más importantes novelas de Balzac, y la primera de las
que forman parte de La Comedia Humana, su magna serie
literaria que desgraciadamente hubo de quedar inconclusa. Deleitaos
con la fluida prosa de Honoré de Balzac, un hombre apasionado.
El
bruto se cubre, el rico se adorna, el fatuo se disfraza, el elegante
se viste. Honoré de Balzac.
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