Nacido
en 190 a.C., Hiparco
de Nicea fue
uno de los sabios más polifacéticos de su tiempo. Geógrafo,
matemático y sobre todo astrónomo, Hiparco unió a su faceta
científica la tecnológica, pues se le atribuye la construcción de
diferentes herramientas e ingenios para ayudarse en sus
investigaciones. Instrumentos tan útiles como el teodolito
se deben a su inventiva.
Entre
sus logros científicos más destacados cabe citar el cálculo de la
precesión
de los equinoccios.
Utilizando por vez primera las eclípticas, y comparando coordenadas,
obtuvo una precisión de 45 segundos de arco/año, muy cercana a los
50,27 que se manejan actualmente. También debemos a su fecundo
ingenio la distinción entre año
sidéreo y año trópico,
cuyas duraciones respectivas estableció con errores de sólo 1 y 6
minutos, lo que para su época constituye toda una proeza. Se
aproximó de forma asombrosa a la distancia
real entre la Tierra y la Luna,
corrigiendo los anteriores cálculos mucho menos precisos de
Aristarco de Samos. Corrigió también los errores de Eratóstenes en
lo relativo a la oblicuidad de la eclíptica.
En
geometría, Hiparco desarrolló la trigonometría,
relacionando las medidas angulares con las lineales. Como no disponía
de una moderna tabla de senos, construyó una tabla
de cuerdas,
algo más primitiva, pero muy útil para relacionar los lados y los
ángulos de cualquier triángulo. En geografía fue pionero en
dividir la Tierra en meridianos
y paralelos,
introduciendo entre los más ilustrados de su época los conceptos
hoy usuales de latitud y longitud. Realizó además el primer intento
(o uno de los primeros) de representar la esfera Terrestre en un mapa
bidimensional.
Pero
por lo que será siempre recordado Hiparco de Nicea es por ser el
autor del primer
catálogo conocido de estrellas.
Podemos encontrarlo en el Almagesto de Ptolomeo (libros VII y VIII).
Las investigaciones más recientes apuntan a que Ptolomeo se apropió
del catálogo de Hiparco. A este pues debe corresponder la gloria. La
relación contiene las posiciones de 850 estrellas distribuidas en 48
constelaciones. Hiparco fijó estas posiciones mediante coordenadas
eclípticas.
Así
que ya lo veis. Estamos ante el primer contador de estrellas. Se
trata de un oficio arduo, pero sin duda cargado de poesía y tocado
por la magia de los antiguos dioses. Sintámonos por un momento como
la reina de las hadas, y acompañemos a Hiparco en la contemplación
maravillada del cielo estrellado. Sueño fantástico de una noche de
verano.
Un
hombre con una idea nueva es un loco hasta que la idea triunfa. Mark
Twain.
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