Stephen Hawkign
(casi siempre que hablamos de física debemos recurrir a él) señala que el principio de incertidumbre actúa a favor
de la posibilidad teórica de los viajes en el tiempo. Según este principio
salvo que exista una ley física que impida el viaje temporal, y matemáticamente
no existe, se convierte automáticamente en una posibilidad real. Aquello que puede
ocurrir, tarde o temprano ocurrirá; o dicho en otros términos, en el universo
físico, lo mismo que en las dictaduras, todo lo que no está prohibido es obligatorio.
Los
agujeros de gusano y los célebres puentes de Einstein-Rose podrían ser un
camino teórico. Sin embargo, la naturaleza de tales singularidades anula toda
posibilidad práctica de que cualquier objeto organizado, y mucho menos un ser
vivo, pueda sobrevivir a un tránsito semejante. Además, los agujeros de gusano
y cualquier cosa relacionada con agujeros
negros, resultan extremadamente complicados de manejar desde el punto de vista
matemático.
Charles Misner |
Así
que Hawking y otros físicos teóricos escogieron para sus cálculos un modelo muy
concreto: un universo simplificado propuesto por Charles
Misner, profesor de física en la Universidad de Maryland. Este
modelo presenta la misma topología que un agujero de gusano, pero es mucho más
fácil de manejar matemáticamente. Se trata del llamado espacio
de Misner, en el que todo el universo está contenido en una sola
habitación. Cada uno de los puntos de las paredes (izquierda y derecha,
delantera y trasera) lo mismo que los del suelo y el techo, son idénticos a los
de sus opuestos. Si atravesamos una pared (por ejemplo, la delantera),
inmediatamente saldremos por la pared opuesta (la trasera). Esto significa que
las caras opuestas del tetraedro están unidas como si se tratase de un
cilindro. Con las paredes transparentes, si miramos hacia cualquiera de las
seis caras, veremos un clon de nosotros mismos viviendo en universos similares
y contiguos. Realmente habría una secuencia infinita de nosotros mismos arriba,
abajo, delante, detrás, a izquierda y derecha.
Imaginad
un espacio de Misner que se contrae
de manera que la pared trasera se nos acerca lentamente a una velocidad de 5 Km/h . Si atravesamos la
pared delantera, volveremos a la trasera en movimiento, pero potenciados por
sus 5 Km/h .,
viajaremos ahora a 10 Km/h .
Cada vez que efectuemos un circuito completo obtendremos un empuje adicional,
de manera que nuestra velocidad se incrementará: 15, 20, 25… Km/h. Lentamente
podríamos alcanzar velocidades próximas a la de la luz. Siguiendo a Michio Kaku en su obra de divulgación Universos
paralelos (Ed. Atalanta, Girona, 2011), en determinado punto crítico, viajamos tan rápido en este universo de
Misner, que vamos hacia atrás en el tiempo. En realidad, podemos visitar
cualquier punto anterior del espacio-tiempo. Analizando este modelo
espacial a fondo, Hawking halló que las paredes opuestas son casi idénticas
matemáticamente hablando, a las dos bocas de un agujero de gusano.
Sugerente,
¿verdad? Sin embargo, no todo en esta especie de fábula física es tan simple. Hawking
encontró que este espacio de Misner es inquietantemente inestable tanto desde
el punto de vista de la física newtoniana clásica, como del de la mecánica
cuántica. Si enfocamos la luz de una linterna a una pared, el haz de luz gana
energía cada vez que emerge de la pared opuesta. Su espectro se va desplazando
hacia el azul, es decir, se hace más y más energético, hasta alcanzar una
energía infinita, lo cual constituye una evidente imposibilidad física. También
puede ocurrir que el rayo de luz se vuelva tan energético que cree un
monstruoso campo gravitatorio capaz de colapsar todos los universos conectados.
Si trasladamos esta experiencia a la cosmología conocida, significa que el
agujero de gusano colapsaría al menor intento de atravesarlo, lo que nos sitúa
en el punto de partida por el que intuitivamente “sabíamos” que los viajes en
el tiempo son imposibles.
Eso
por no hablar de las posibles paradojas
cronológicas que son ya un clásico de la ciencia-ficción
literaria. Si el viejo Bigotini viaja al pasado y voluntaria o accidentalmente,
asesina al joven Bigotini, ¿mueren ambos? Y si es así, ¿cómo explicamos que eso
haya podido ocurrir sin la intervención del viejo Bigotini? Ya veis que no es
tan sencillo como parece. Os dejo. Bigotini me apremia para que le acompañe.
Debe darse prisa para acudir a una cita importante que tendrá lugar… la semana
pasada.
-Oiga,
¿es el restaurante italiano?
-Si,
pero no puedo atenderle. No tenemos teléfono.
-Bueno,
yo tampoco. Le llamo con un plato de spaghetti.
-Le
creo. Su voz suena un poco pastosa.
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