Hipócrates
nació en la isla egea de Cos en 460, y murió en Larisa (Tesalia) en 370 a .C. Considerado
universalmente como el padre de la medicina, fundó la escuela hipocrática,
primera que confirió a la medicina la categoría de ciencia. Antes de la era
hipocrática, los médicos no eran más que simples chamanes o curanderos.
Hipócrates introdujo el entonces todavía incipiente método científico en el estudio de las enfermedades y las técnicas
curativas. El grueso de sus estudios sobre patología y clínica se recopiló en
lo que en latín se llamó Corpus Hippocraticum, si bien se
trata de escritos que fueron ampliándose y modificándose a medida que se
copiaban durante la edad antigua y buena parte del medioevo.
Sus
ideas y opiniones relativas al estudio y la praxis de la medicina perduraron en
occidente al menos hasta el Renacimiento. Y hasta nosotros ha llegado el
célebre Juramento Hipocrático, aun vigente en sus principios, que todavía
en nuestros días se recita al concluir los estudios de medicina en algunos
países, y en todo caso, a pesar de su antigüedad, se reconoce como indiscutible
el espíritu del texto, que aquí reproducimos:
Juro por Apolo el
médico y Esculapio, por Hygeia y Panacea, y por todos los dioses y diosas,
poniéndolos de jueces, que este mi juramento será cumplido hasta donde tengo
poder y discernimiento. A aquel quien me enseñó este arte, le estimaré lo mismo
que a mis padres; él participará de mi mantenimiento, y si lo desea participará
de mis bienes. Consideraré a sus hijos como mis hermanos, enseñándoles este
arte sin cobrarles nada, si ellos desean aprenderlo. Instruiré a mis hijos, a
los hijos del que me enseñó y a los discípulos unidos por juramento, de acuerdo
con la ley médica.
Me esforzaré en beneficio
de los enfermos. A nadie daré droga mortal, aun cuando me sea solicitada.
Mantendré mi vida y mi arte alejado de culpa. No emplearé el hierro ni el
cauterio. A cualquier casa que entre, lo haré por el bien de los enfermos,
absteniéndome de toda corrupción y lascivia con mujeres u hombres, libres o
esclavos. Guardaré silencio sobre todo lo que oiga o vea que no deba ser
público, manteniendo el debido sigilo.
Séame concedido gozar
de los frutos de la vida y de mi arte, y ser honrado por los hombres, si cumplo
este juramento. Que me ocurra lo contrario si lo quebranto.
La
medicina es el arte de acompañar a la tumba con palabras en latín. Enrique
Jardiel Poncela.
No hay comentarios:
Publicar un comentario